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Kakashi

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MensajeTema: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Sáb Oct 06, 2012 4:45 am

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El enorme Templo en el medio de la jungla habia sido abandonado durante milennios. Muchos mitos flotaban de boca en boca, rumores de quien lo habia construido o de porque lo habian abandonado pero la verdad es que nadie sabia la verdadera razon. Nadie se acercaba a el.

De pronto, hace dos cientos años, personas de los pueblos de los alrededores comenzaron a desaparecer... y muchos empezaron a sentir una malgina energia brotando desde el interior de las ruinas. Con el tiempo todo empeoro. Perros que siempre habian sido fieles huyeron, el ganado rompieron rejas para salirse de donde habian sido guardados, bebes nacian muertos, ancianos caian y aquellos que habian sido siempre saludables empezaron a enfermar. Las tierras prosperas alrededor empezaron a morir.

La leyenda cuenta que un espadachin llamado HERO llego de la nada y los pocos sobrevivientes que quedaban le pidieron ayuda. Este espadachin viajo al Templo, entro por el oscuro umbral de este templo y descendio hasta sus mismas entrañas. Alli descubrio el secreto del Templo... nadie sabe exactamente que fue lo que transcurrio alli abajo, hay muchas leyendas sobre el mismo, pero a los tres dias HERO salio del templo, practicamente vacio de su sangre. Le pregutaron que fue lo que paso... y el respondio que no podia decirles todo... pero podria ayudarles a evitar que volviese a pasar.

Desde entonces cada diez años se lleva acabo un gran torneo de espadachines dentro del Templo... la sangre de docenas de combatientes mancha el suelo de aquel maligno lugar y es absorbido. El ganador del torneo se llevara con el un gran tesoro... pero el verdadero premio es que aquella tierra siga viviendo en paz, gracias al sacrificio de cientos de espadachines.

El tiempo ha llegado de nuevo... los espadachines comienzan a reunirse nuevamente en aquel lugar, entrando uno por uno a la sala principal del templo, inscribiendose con su sangre ante el Gran Cardenal de Combates quien luego hara el sorteo para ver los enfrentamientos.

Solo los valientes cruzaran el umbral de la entrada...


[Direcciones:

Posteen la llegada de tu personaje y como entran al templo, sus razones por participar, etc. El Gran Cardenal se encuentra en la Sala princial del templo y tiene una esfera magica. Debes de inscribirte con sangre, cortandote la mano y tocando la esfera (habran imagenes de la sala y el Cardenal al final de este post). Desde alli podeis andar por la sala o interactuar con otros participantes si lo desean.]

El Gran Cardenal de Combates:
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Sala Principal del Templo:
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Última edición por Kakashi el Sáb Oct 13, 2012 1:55 am, editado 1 vez
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Zack Fair

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Dom Oct 07, 2012 12:07 am

-Desde el inicio de las primeras civilizaciones avanzadas se habla de los "héroes"; el concepto antiguo de la palabra "héroe" se refería la mayoría de las veces a una noble caballero que realizaba proezas que los humanos comunes y corrientes tan solo soñaban con lograr, un hombre que arriesga su vida para proteger sus tierras y la gente que las habitaba, un hombre que cría en la justicia y en el bien. Un concepto muy antiguo si, pero que no se aleja del concepto actual de la palabra. De entre todos los héroes de la historia había uno que no tenia igual en su tierra, un caballero Irlandés famoso por ser invendible en combate, en algún momento de su vida este hombre obtuvo dos lanzas de increíble poder, la primera era la famosa Gáe Dearg, una lanza que no requiere recitar su nombre para activarla, la misma tenia la singular habilidad de poder traspasar cualquier tipo de armadura y golpear directamente la piel del objetivo como su la protección literalmente no existiese. La segunda era la menos conocida Gáe Buidhe, al igual que Gáe Dearg se podía utilizar las habilidades de la lanza si necesitar de recitar el nombre de la misma, las habilidad de esta lanza consistía en maldecir al enemigo cuando la misma crea alguna herida en el cuerpo del mismo, la maldición evitara que la herida causada sea curada por ningún medio, la única forma de romper esta maldición es matando al portador de la lanza o destruyendo la misma; con esta información ya se hace evidente de quien es el caballero de cual hablo, es famoso lancero Irlandés Diarmuid Ua Duibhne.

Con la ayuda de sus lanzas Diarmuid se hizo muy famoso, pero esa fama despertó envidia, fue entonces cuando algunos hechiceros de un reino enemigo decidieron hacer algo a respecto; estos lograron crear una maldición que anulaba las habilidades de las lanzas que hacían tan poderoso al héroe Irlandés, Duarmuid se dio cuenta que sus lanzas ya no poseían sus habilidades un día en el campo de batalla, a pesar de eso salio victorioso debido a su agilidad, intelecto y su impecable manejo de ambas lanzas al mismo tiempo. Cuando el joven caballero le informo a su Rey sobre sus lanzas este le ordeno que hiciera todo lo posible para recuperar los poderes de aquellas legendarias armas que daban una gran poder militar al país, fue entonces cuando el caballero escucho ciertos rumores, rumores que hablaban sobre un legendario torneo, un torneo de espadachines que premiaba al ganador con tesoros inimaginables... "Quizás allí encuentre algo para devolver los poderes a mis lanzas", pensó el joven caballero y luego de averiguar el lugar donde se llevaba acabo aquel torneo este decidió partir pero no sin antes dejando una carta al Rey explicando el por que de su ausencia temporal, el debía ganar...

Largo y peligroso fue el viaje que del joven Diarmuid, pero por fin llego, aquel debía ser el lugar donde se llevaría acabo el torneo; una especie de templo antiguo de gran tamaño construido de piedra de de tonalidades color arena con algunos detalles color ladrillo que resaltaban el lugar, entonces el héroe decidió encaminarse a la gran entrada de aquel templo con un caminar firme, digno de un héroe, al detenerse en la entrada principal un pequeño destello de sol ilumino por completo al joven y de esa forma se pudo divisar por completo; aquel era un apuesto joven de no más de 25 años, su altura aproximada era de 1.83 metros y pesaba alrededor de 80 kilogramos, el héroe era dueño de un cuerpo fornido. Su vestimenta constaba de: una camisa de cuero color verde sin mangas, la misma se ajustaba totalmente al cuerpo del hombre, debido a eso se podía ver con claridad los músculos de todo el torso del joven, en especial resaltaban sus bien formados pectorales, en su brazo derecho poseía una especie de prenda de cuero negro que cubría desde unos centímetros más arriba del codo hasta la muñeca del héroe, en su brazo contraría en lugar de tener la ya mencionada prenda tenia lo que parecía una protección de metal negro que cubría desde un poco más abajo de su codo hasta la muñeca. El pantalón del joven era de cuero verde, y se ajustaba perfectamente a las piernas dejando ver sus bien tonificadas piernas, en la cintura tenia lo que parecía un cinturón de color marrón que cubría la mayor parte de la cintura del joven, aquel raro cinturón a su ves tenia otros dos cinturones que estaban en los muslos de aquel joven caballero, cabe resaltar que su calzado constaba de unas botas negras que llegaban hasta el comienzo de sus muslos. Finalmente cabe resaltar que el joven sostenía en su diestra una lanza de color roja de unos 2 metros de largos (Gáe Dearg), y en la mano contraría sostenía una lanza de una altura de 1.40 metros aproximadamente (Gáe Buidhe).

Luego de un rato de meditar Diarmuid se decide a entrar a aquel templo aparentemente abandonado con un caminar tranquilo pero aun así alerta, su mirada de color ámbar divagaba por el pasillo que lo llevaba a la sala principal de aquel templo, luego de unos segundos Diarmuid llegaría y entonces observaría un gran cardenal y en el mismo había una esfera negra... Entonces por alguna razón inexplicable aquel hombre sabia que hacer, era algo muy extraño, el hombre daría unos pasos hacía adelante y entonces una brisa fresca entro al lugar moviendo el cabello negro del héroe y con el el flequillo distintivo que tenia sobre su frente; aquello no lo detendría, pero lo que si le detuvo de la impresión era un par de estatuas terroríficas que habían en aquel extraño lugar, pero aun así luego de un par de segundos seguiría y entonces se encontraría de frente con aquella esfera negra, entonces haría lo que vino a su mente antes, primero con un ágil movimiento con su diestra pasaría a Gáe Dearg a la mano contraría, de esa forma sostendría ambas lanzas con esa mano, algo simple. Luego se llevaría el dedo gordo de su diestra a sus labios, una vez allí abriría un poco sus labios y luego separaría su dientes para poder colocar aquel dedo entre los dientes, finalmente con un leve movimiento con sus blancos dientes podría hacer una leve cortada en el dedo, luego estiraría aquel brazo hasta la esfera presionando un poco con su dedo indice logro que de su dedo gordo saliera una pequeña gota de sangre la cual toco la esfera, y en ese momento emitió un brillo extraño, maligno... -

¡Soy la primera Lanza de los Caballeros de Fianna, Diarmuid Ua Duibhne!

-Exclamaría como si algo le dijese que se presentase ante aquel extraño artefacto, luego de eso volvería a realizar un ágil movimiento pero esta vez lo haría con su zurda para pasar a Gáe Dearg a la mano contraría, entonces le daría la espalda a aquella esfera para mirar directamente la entrada de aquel templo, como si estuviese esperando algo.-
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Uchiha Obito

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Miér Oct 10, 2012 10:14 pm

-La jornada había sido difícil; realmente llegar a aquel lugar tan remoto, no era tan sencillo, aún viniendo de tierras cercanas. Bandidos, plagas, mujeres y alcohol, todo esto representaba siempre un obstáculo para cualquier guerrero respetable, o al menos así lo pensaba él, pero al fin, había llegado, había cumplido el objetivo, y ahora que estaba ahí pronto no supo que hacer, por dos razones, la primera, había justo en frente un sujeto, presumiblemente un extranjero, hablándole a una piedra brillante que yacía frente a la entrada del antiguo y mítico templo, la segunda razón, era porque tenía un hambre de tres pares de cojones que le punzaba el estómago; de un momento iba a doblar su voluntad, volviéndolo loco-Eh...tío extraño...-Dijo en su peculiar voz ronca y perezosa. Para cuando el caballero irlandés lo viera, notaría que allí, a pocos metros de él, había llegado un hombre de más o menos un metro ochenta y cinco centímetros de alto, fornido de figura, ancho de espaldas, con una vellosidad facial típica en los que han estado más tiempo buscando la vida en la calle que en un oficio respetable; traía cabello largo, atado a una alta coleta y sus ojos castaños destellaban un suspicaz brillo de astucia e inteligencia.

-Vamos...deja de hablar con las piedras...nunca responderá, ¿Tienes algo de comida? Me conformo con un panecillo...- Su ropa no estaba lejana a parecer propia a la de un vagabundo, a pesar de que se veía que en otro tiempo era pulcra y vistosa: un hakama, que en realidad, por el paso del tiempo y los días a la intemperie se había convertido en un pedazo de tela más parecido a un faldón rullido y desgastado, hecho probablemente de seda, de color dorado y con bordados que parecían ser flores de loto enlazadas con dragones, dicha prenda yacía atada con un cinturón típico del japón de color rojo, amarrado cual soga al frente de su cintura-Menuda cara de pendejo la que tiene este...- Tenía unos pantalones color ocre con dos dragones dorados bordados sobre sus muslos; los pantalones estaban abultados, como pantalones de combate que eran, por un par de suneate que estaban hechos por dos capas de cuero curtido y por una de algún metal pobre...estaban amarradas a sus pantorrillas por cordones rojos. Calzaba sandalias acordes con su aspecto, desgastadas, arruinadas, su torso estaba desnudo, a excepción de una venda que tenía en la parte baja abdominal y también de lo que parecía ser una correa de cuero duro que le cruzaba todo el tronco de manera diagonal de izquierda a derecha, y estaba ahí, engarzada a una hebilla que sostenía un osode, una pieza de armadura hecha de metal, opaca, a pesar de ser de color granate con bordes azules, con un estilo típico al empleado por el samurai japonés, iba desde su hombro izquierdo, ahí parecía ser una barrera que se elevaba hasta la altura de su mandíbula y desde ahí bajaba en lo que parecían ser secciones, bien distribuidas, todas capaces de permitirle el movimiento óptimo de su extremidad.

Sólo una cosa parecía lujosa en el, y estaba en una saya negra, larga, que estaba metida entre el cinturón rojo y la ropa. Era una potente espada masamune, hecha en el mejor de los aceros, filosa como ella sola, hecha obviamente por el maestro herrero Masamune. Una pieza de estas, no, no la pudo haber robado nunca, sólo las espadas de Masamune eran otorgadas a los espadachines más hábiles del japón. Algo, algo había cambiado su idea de ver la vida, pues, sin duda alguna, él había sido el mítico comandante, Makoto Kenshimaru, uno de los artífices más importantes de la restauración Meiji.

El motivo por el que buscaba entrar en el dicho torneo nadie más lo sabía; quería, aunque muchos no lo creyeran, restaurar el honor que en otro tiempo, había perdido tras meterse a las cantinas, tras dedicarse a beber, al vicio, a las prostitutas...su corazón había sido oprimido por una ruina inclemente que lo iba consumiendo día tras día, y nada parecía poder impedirlo.

Ignoró por un momento la interacción que podía tener con el otro extraño sujeto y escrutó la gran sala a la que había llegado. Sus ojos, vivos, estudiaron la estancia lúgubre y a su vez magnánima en la que estaba, y tras esto, recordó las palabras de su maestro, el Viejo Sabio de la Montaña-"deberás hacer un pacto con la gema verde...derrama tu alma sobre ella y di tu nombre...así, iniciarás el camino para recuperar tu vida..."-Y así, sin más, avanzó hacia el otro sujeto, un probable enemigo futuro.

Por primera vez, su ceño se frunció y sus ojos se entornaron, observando con fijeza la roca verde que fulgoraba con intensidad-Bien pues...-Dijo, y sosteniendo con la siniestra el mango de su espada, la haló hacia afuera, deslizando por la garganta de la vaina, la lengua ardiente y poderosa que era la hoja del arma, la cual, pareció brillar con la intensidad del sol mismo, al menos por un momento. La sacó a medias, terminando con la mano siniestra paralela al pectoral del mismo lado y mientras, acercó la mano diestra y cerró esta sobre la hermosa y extremadamente afilada hoja. No evocó ningún gesto de dolor, permaneció serio, inmutable, mientras hilos de sangre comenzaron a correr y a bajar desde la mano cerrada sobre la parte hiriente del arma, hacia abajo, hacia la punta aún guardada. Un poder sobrenatural o al menos eso pensó, le hizo estremecerse, y un par de gotas cayeron sobre la piedra-Makoto Kenshimaru-Dijo al final y soltando el agarre de la diestra sobre la hoja de la espada, hizo que la mano contraria bajase, aún sosteniendo el mango de la katana, para volver a ponerla en resguardo dentro de su hermosa saya. -


Última edición por Uchiha Obito el Dom Oct 14, 2012 4:38 pm, editado 1 vez
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Aizen Sousuke
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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Vie Oct 12, 2012 10:41 pm

-En aquél mar de tinieblas aledaño al olvido de un momento que se convirtió en un suspiro, incontables sombras inundaban la austeridad de un campo que con gran tristeza, presumía en sus laderas, las marcas que antiquísimas batallas dejaron con el paso del tiempo, la perdida de la razón y de aquél olvidado concepto que en nuestro pecho se resguarda, aquello que llamamos corazón. Los ríos en la periferia de ese místico lugar se teñían de un tono carmesí ajeno al romántico instante en el cual alaridos de dolor embargaban el firmamento; tal cuales arrebatos de vida y muerte, lejanos y distantes, revestidos de un poco de mala suerte.

En la distancia, un inmenso ejército se acercaba, sin dudar en lo más mínimo de aquél General que los comandaba. Eran las huestes del mal, que en su osadía y sed de sangre, se albergaban en todo cuerpo mortal. Sin embargo, grande era el destino y la ironía, dado que aquel por delante se asomaba, era un humano que con orgullo y autoridad orquestaba toda aquella mortífera sinfonía. En un momento de mil y un estruendos, aquellas legiones se detuvieron en seco en todos sus puestos, manteniendo el silencio que un buen soldado albergaba ante un orden que no puede ser negada. Un mero ademan fue aquello que los detuvo; un momento que enmarcaba un terrible augurio.

¡Oh estimado Lector! ¡No temas de estas letras! ¡Sólo la descripción de meros peones es lo que lees; sólo un mero preludio de imbatibles tormentas!

Llamas relampagueantes extraídas del mismo infierno eran aquellas oscuras caballeras que se extendían con delicado sosiego, aquellas cabelleras que cubrían como enredaderas un par de ojos experimentados en las artes que comprenden la guerra. La oscuridad del crepúsculo ofrecía en sus regalías, el anonimato que un solo estratega posee antes de ser presentado por una musical cortesía. De un momento a otro, seis hombres se adelantaron a la misteriosa figura, posándose adyacentes al umbral de aquella gran estructura, denotando en su formación, una perfecta sincronía. Levantando sus trompetas a los cielos, anunciaban al mil veces maldito, aquél que incontable sangré derramó por un Dios que jamás lo escuchó, aquél que maldijo al Creador, aquel que por siempre se condenó.

Una imponente figura cabalgando en un indomable corcel negro que relinchante se pomponeaba orgulloso, se dirigía al umbral de aquel palacio mortal, engalanado por las estrofas musicales que aquellas trompetas evocaban triunfales. Paso tras paso, aquél corcel se detuvo en la entrada de donde su amo, sólo podría regresar muerto o vivo, y con un potente relinchido se levantó sobre sus cascos traseros, y fue el mismo Sol que en su extinción, logro demarcar aquella figura con gran definición. En un instante, como si el mismo tiempo se detuviera, las capas de aquel jinete se elevaron, sus largas cabelleras se estribaron, y como un Dragón extendió sus alas sin ningún temor. Ese aullido de victoria enloqueció a los guardianes de la noche, que emprendieron su vuelo con gran derroche; entre llantos y gemidos, envolvieron al corcel y a su jinete en una danza entre la vida y la muerte, y tras ellos, el ejército del valle de la muerte vociferaba con inmenso fervor, con el corazón y espada en mano, retando a los cielos en un intento vano, al unísono todos exclamaban en intervalos cortos, como si fueran uno solo.-

¡Vlad! ¡Vlad! ¡Vlad! ¡Vlad! ¡Vlad! ¡Vlad!

-Ajeno al fervor de sus hombres, el mismísimo Empalador descendería de su corcel, adentrándose de forma cauta y calculada a las entrañas de aquel que ante sus ojos, era un inmenso coliseo completamente listo para envolverse en la batalla; su diestra temblaría por unas décimas de segundo ante la emoción que dos espadas impactando entregarían a la inusual tranquilidad que le envuelve. De forma calculada y pausada, se dirigía determinante a la figura que se postra en el centro del inmenso salón, sin embargo, dos figuras ajenas a la realidad del Príncipe de Valaquia se encontrarían allí. El Príncipe era portador de una discreción premeditada, una discreción que le hacia famoso, una discreción que tan sólo era el prologo de la estructuración de una estrategia de batalla. Sin inmutarse en lo más mínimo, y centrando sus ojos en su pronto objetivo, posaría la imperiosidad de su mirada en el más joven de ellos, aquel que se encontraba a pocos metros del Gran Cardenal de los Combates. Con una fugaz mirada, que ni siquiera el mismo joven podría notar, Vlad, grabaría cada parte de su cuerpo, sus armas, e incluso la misma definición de sus músculos, hasta la forma de su mirar, detalles sustanciales que ante una mirada inexperta no tendrían significado alguno, sin embargo, para el General máximo de Valaquia, eran detalles que le otorgaban datos precisos de las habilidades más próximas de los analizados. Retomando su mirar, y postrándose delante de la esfera que el Gran Cardenal delimita con sus manos, extendería su diestra en un movimiento angular hacia la zona media izquierda de la línea imaginaria que define su cadera, para de un momento a otro, hacer emerger una daga de medias medidas, continuamente, con su boca, retiraría el guantelete conformado por placas de acero que imitan las escamas de un Dragón que se recubre su siniestra, acto seguido, realizaría una limitada incisión que permitiría contemplar un destello carmesí que en un instante demencial evocarían una enloquecida sonrisa en su fas, una sonrisa que por unos segundos demostró al Gran Cardenal, la sed de sangre y terror que el corazón de este hombre añoraban con cada poro de su cuerpo. De este modo, una gota de sangre del Conde seducirían a la destellante esfera, al momento en el cual, Vlad mencionaría con su profunda y misteriosa voz, tan dictaminante como intimidante.-

Vlad, hijo del Dragón


-Al terminar el ritual que permitiría la mención de su nombre, y su innegable inscripción en aquel combate, Vlad el Empalador, giraría su propio eje de forma intencional, casi exagerada pero discreta, en un movimiento que por un fugaz instante le otorgarían a sus ojos, la visión sobre aquél hombre que con orbes descuidadas hacia mención de ciertos insultos, e incluso,profundizando en ciertos detalles, el Conde notaría que su forma de mirar era despistada, no obstante, en el pensamiento del Conde, sólo una frase tenía lugar: “Apariencias no me engañan”.

Un efímero destello de luz permitirían describir al mismísimo Conde; la totalidad de su cuerpo se encontraba cubierta por placas de acero super puestas la una con la otra, de forma perfectamente intercalada, ante ello, dichas placas de acero no emitían brillo alguno, al contrario, eclipsaban toda luz, de tal modo que ofrecían una figura llena de sobriedad y clara austeridad, que dentro de los marcos más óptimos no se distinguía por el lujo sino por su funcionalidad. Cabe destacar dentro de esta descripción, que las placas que conforman las extensiones físicas superiores del Conde, contienen un detalle ya mencionado, que sin duda alguna, enmarcan muy bien su título: “Hijo del Dragón”. Al mismo tiempo, y de forma un poco diferente, dieciséis placas de mayor envergadura se repartían equitativamente en la zona frontal de las piernas del conde, de tal modo que ofrecían una mayor protección a tan vitales extensiones de su cuerpo, no obstante, su tamaño no es proporcional a su peso, dado que gracias a una cierta aleación, son tan resistentes ligeras como la placas de acero que conforman la estructura de aquella armadura. La armadura del Dragón. Es importante que el lector tome en cuenta, que por debajo del armazón del Conde se encuentra una unipieza textil que recubre todo el cuerpo de su portador, evitando así, las llagas y molestias que una armadura podría provocar ante su exposición de forma directa a la piel humana. Ceñidas por medio de diversos cinturones de cuero, dos inmensas espadas, cada una de un largo de un metro con setenta centímetros encontrarían su lugar, bajo unos resguardos perfectamente tallados los cuales imitaban en sus grabados las mil y un batallas que su portador habría triunfado, no obstante, aunque iguales, las dos espadas eran completamente diferentes, una de ellas en especial, era nada menos y nada más que la Espada del Dragón; capaz de destruir incontables ejércitos, capaz de cortar las alas de un ángel. Tan temida y tan odiada como respetada, era el vestigio más característico del linaje del Dragón. De igual forma, seis cuchillos arrojadizos se encontraban repartidos de forma igualitaria en cada muslo del Príncipe de Valaquia, y recubierta por su extensa y oscura capa, ceñida en la parte trasera, una daga de medianas proporciones impregnada de un veneno mortal, se encontraba escondida fuera de toda vista.

El rostro de Vlad Tepes III Draculea contenía la experiencia e impregnaba el valor de un ser que no teme ante nada, su rostro creado ante un arranque de vanidad por los Dioses, esculpía en sus facciones una perfección propia de la maldad encarnada, acompañada de vello facial un tanto descuidado, digno de un hombre que ante pone su patria y sus valores a la vanidad terrenal. De esta forma, y teniendo analizados a los integrantes de aquella sala, Vlad se encaminaría a la zona más oscura de aquél salón, se recostaría de pie sobre la pared, cruzaría sus brazos, cerraría sus ojos, y esperaría el momento para poder destrozar a todos esos despojos.-








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Yuuki

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Dom Oct 14, 2012 1:31 pm

*En el trascurso de los tiempos miles de historias relacionadas con un lugar sagrado ubicado en una jungla impregnada con el misterio dentro de su espesa y frondosa vegetación muy alejado de la civilización se describía un templo sagrado donde se llevaban a cabo un torneo épico en el cual espadachines se enfrentaban para decidir quién era el más fuerte, a simple vista solo se podría deducir que era orgullo, honor y quizás una leve demostración de las finas habilidades que algunos guerreros tenían en el arte de la espada estas historias que fueron trasmitidas de generación en generación llegaron al oído de una joven muy peculiar, siempre quería demostrar lo peligro y hermosa que era en el campo de batalla demostrar sus habilidades para que la reconocieran y ser aceptada por fin era uno de sus metas a cumplir su nombre era Shana, originalmente no era poseedora de dicho nombre hasta que un humano decidió llamarla así como el filo de su katana que siempre llevaba a sus combates, un día escucho de los labios de aquella persona la leyenda de un lugar misterioso donde espadachines se confrontaban a su destino poniendo en riesgo su vida para ser el mejor de los mejores decidida espero la fecha en que se realizaría dicho evento ignorando totalmente lo que podría encontrarse en aquel lugar.

El día había llegado y con sus rayos tibios del astro rey llegando a la cara terciopelo clara despertó la joven de cabellos largos color oscuro y ojos color café oscuro, aquellos dos hermosos luceros despertaban de su sueño, del descanso que la joven había tomado a la intemperie, hace días partió de su hogar con aquel humano para entrar a dicho evento quitándose a pereza de su cuerpo se levantó del suelo cubierto por hojas de árboles de la zona no conocía bien la zona pero por las indicaciones que pidió a un indígena pudo ubicarse, llevo su diestra a su ojos refregándolos para luego ver al horizonte y la sorpresa fue mayúscula pudo divisar un edificio antiguo que se destaca por su poderoso tamaño de la comisura de sus labios una sonrisa leve se dibujó “Estoy cerca de aquel lugar donde enfrentare mi destino” dijo con una voz leve, inmediatamente movió su cabeza de un lado a otro botando las hojas que se colaron en su cabello su misma vez limpio su ropa aquel traje negro deportivo ajustado, llevo sus manos a sus rodillas y estas se flexionaron hacia abajo y hacia arriba un sonido leve salió de estas y se estiro, no tuvo un mal despertar pero su cuerpo se había quejado de la incomodidad “Bien es hora de partir” efusiva y con mucha energía tomo su katana envuelta de una tela roja dicha arma tenía un largo de 1 metro 30 con una hoja tan afilada que según los cuentos folclóricos japoneses hasta la roca más dura se cortaría al ser tocada por esta, su empuñadura tenia diseños de flores forjadas en un metal oscuro con banditas de color rojo. Ella decidió caminar por un sendero quizás hecho por los animales de la zona que curiosamente no habían aparecido desde su llegada y tomo rumbo a ese lugar.

La entrada del templo sorprendió un poco a la joven, no esperaba tremenda arquitectura fielmente tallada en la piedra, al entrar pudo percibir que sola no estaba en estos momentos extrañaba la voz de alastor pero no podía, dicho evento era de fuera física y no sobrenatural por lo mismo muy en su interior sus emociones de revelaban ante el cuerpo y demostraba aquella ansiedad, emoción, alegría y quizás miedo a lo desconocido, al adentrarse a dicho lugar pudo divisar muchas cámaras ignoraba donde llevaban solo seguía el camino principal que la llevaría a una cámara donde un hombre esperaría por ella para así inscribirse oficialmente, según los relatos escuchados por varios de los hombres que vivían en dicha selva se le conocía como cardenal.

“¿Uhmm Donde estará?” se dijo a sí misma en voz alta mientras repasaba cada lugar hasta llegar lo que sería al fondo de la cámara principal, lo que llamo la atención fueron la esculturas de dos hombres que seguramente serian deidades de aquella cultura tan extraña para Shana, le sorprendía lo grande y tan detallada en la roca estaban, sus ojos se abrieron a la par por el lugar, una luz tenue caía del cielo y alumbraba dichas figuras de dos hombres ambos no llevaban armas pero tenían una posición de pelea, seguramente representaban el arte de la lucha física con una postura de alerta diferente del otro “Inicio del combate” se dijo Shana para sí misma embobada por la escultura algo en su mente la saco de aquella concentración debía buscar al cardenal y realizar su inscripción para poder participar, miro a su lado derecho y no encontró a nadie solo a hombres que habían llegado con anterioridad, se dio vuelta para ver a su izquierda y pudo ver otras personas más, suspiro levemente y vio a su frente un hombre con capucha oscura y una bola de cristal se hallaba “debe ser él, sin duda alguna” camino lentamente hacia él, sus pasos firmes mostraban el ímpetu y su valentía dejando claro que nada le perturbaría su mente y corazón como guerrero. Al llegar con dicho hombre se fijó que aquel lugar habían manchas de sangre frescas y secas y entendió que para inscribirse era como un juramento de sangre llevo su dedo pulgar a su boca y lo mordió con fuerza haciéndose una herida leve pero con gran profundidad para que de este fluyera aquel líquido vital de cualquier ser de color escarlata que al coagular se vuelve espesa y oscura perdiendo su brillo de vida.

Shana


Dijo en voz alta la joven de cabellos oscuros y largos para luego llevar dicho dedo a la esfera y depositar gotitas de aquel rojo escarlata, así mismo se retiró, esperaba que su inscripción fuese exitosa y le permitiesen participar sin problema alguno*
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Soldner

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Dom Oct 14, 2012 7:00 pm

Ciertamente todo elemento tiene un origen previo a su estado presente, y este saber no solo abarca cualquier objeto sino a personas también. Sin embargo hay orígenes tan diluidos y tergiversados que son muy difíciles de determinar con certeza. Uno de esos casos es un hombre que fue olvidado después de haber cumplido su cometido en vida pero fue traído de vuelta por un grupo oculto que conocía lo valioso que era como ser. Arcanos se hicieron llamar los que con el recién levantado compartieron conocimientos poco mencionados de forma tan detallada. Fue enviado por estos de vuelta a la tierra en un lugar remoto como forma de poner en prueba de campo al hombre reanimado y renovado. Lejos de la civilización conocida se encontraba la escena de aquel templo construido por antiguos genios, el cual ya ha tenido visitas de varias personas con orígenes y presentes distintos pero con algo en común; todos buscan luchar por algo. El enviado no era la excepción, y aunque aún no hiciera acto de presencia él había llegado días antes, tal vez semanas. Sin embargo él era silente y dejaba transcurrir el curso de la vida con normalidad sin alterarla de forma tan directa, mas su presencia significaba cierta alteración a los hechos presentes.

A pesar de estar solo en ese lugar no iba desprovisto, en los primeros días usó ciertas reservas de supervivencia que le fueron dadas junto a su equipo embalado mientras se adaptaba al entorno. Su forma de sobrevivir por más de un día posteriormente se basaba en usar los elementos que le daba el ambiente en si y alinearlos en pro de su subsistencia. No paraba en el camino principal para no ser tropezado por los visitantes del templo o las criaturas nativas del lugar a excepción de aquellas que ingenuamente llegaban a encontrarlo. La cantidad de personas en el templo era cada vez mayor a pesar de no ser muchos los participantes… Ni siquiera aquel que estaba escoltado por una tropa numerosa supuso una alteración de planes para el campista misterioso. Lo que observaba entre acciones comunes era que cada uno acudía hacia una figura inerte de un hombre con ropajes espesos y sueltos sosteniendo un cuerpo esférico en mano cuya composición y función aún no tenía del todo clara, a pesar de eso dicha función era irrelevante al verdadero objetivo del hombre. Siguiendo la observación tras acudir al monumento algunos se presentaban y ofrecían una muestra de sangre a la esfera. Tal vez aquella leyenda era más que solo un mito y de verdad si había algo importante dentro de aquel templo y por ello muchos acudieron allí a pesar de las amenazas y peligros existentes. Tal vez era cierto también que allí se hallaba un antiguo arcano cuya forma anterior fue destruida tras dejarse perder pero aún desorientado iba a recuperar el prestigio que una vez tuvo. Eso quería decir que ya era hora de abandonar el anonimato tras haber previsto la acción necesaria que contaba la leyenda de aquel lugar.

A lo lejos un sonoro y extraño movimiento de arbustos se hizo notar como si algo se moviera entre ellos, tal vez un animal salvaje en persecución de otro. Era algo que muy posiblemente llamara la atención de las personas cercanas al templo debido a que por lo general todos ellos habrían de tener sentidos bastante agudos. Unos segundos mas tarde no pasó a mayores aquel incidente, pero del lado opuesto a la entrada del templo ya venía bastante cerca una figura cubierta en una gran capa negra que abrigaba su cuerpo entero a excepción de la cabeza de cuya cobertura se encargaban un sombrero y una máscara de color blanco ligeramente metalizado que expresaba una faz de sonrisa larga a labios cerrados adornada por un bigote fino y un rubor ligero marcado en las mejillas. La mitad superior del rostro aún no era visible por el andar cabizbajo del caminante que llevaba a cuestas un bulto del tamaño de su espalda entera que parecía pesarle bastante debido al ritmo pausado que marcaban sus botas de campo a juego con su capa. Pasó cerca de las personas levantando su hipotético rostro dejando ver más de esas líneas finas dibujadas en su máscara, un tanto extrañas para quien no estuviera acostumbrado a ellas. -Buenos días.- musitó en un tono módico pero de hombre con ligera gravedad en su voz. Dicho el saludo general siguió avanzando hacia la estatua ante la que todos se habían reportado anteriormente mostrándose sumiso ante la entidad con una reverencia cabizbaja de nueva cuenta sacando fuera su mano diestra, mostrándola descubierta a excepción de su muñeca y antebrazo vestidos por una manga larga del mismo color negro de su abrigo principal. La mano mostraba una marca apenas visible en la base de la palma que ya no sangraba.

-Me encuentro ante vuestra presencia como parte de una prueba de aptitudes puesta por una entidad secreta que me ha devuelto la vida, y como sabrá es deber de honor devolver los favores a aquellos que nos prestan sus servicios. El resto de mis motivos preferiría reservarlos. Aunque no lo crean he sido traído de vuelta con una nueva misión que estoy por averiguar dentro de este legendario evento.- Hasta ahora se había conservado inmóvil en aquella reverencia, pero esta vez se irguió de nuevo para mirar a la cara de aquella estatua recogiendo su mano diestra de vuelta al manto. -Por otro lado tal vez ya sepa de antemano quién soy o tal vez no sea tan omnipresente como suelen relatar, sin embargo estamos en una paradoja paralela. Usted no ve mi rostro ni yo el suyo, ambos tenemos rostros hipotéticos y pétreos por lo cual puedo considerar que estamos en igualdad de condición. Me presentaré ante usted y ante quien pueda verme y se pregunte quién se oculta en este manto oscuro. Quién es solamente la forma personal de la interrogante ¨Qué¨ y lo que soy, es un hombre con una máscara. Como se supone que he muerto con anterioridad puede considerar este rostro como el de mi persona tal como yo lo he aceptado, y me siento renovado para hacer honor al mismo. Es mi petición que me permita la entrada a su casa, aceptaré las condiciones que conlleven su debida hospitalidad y respeto hacia mi como visitante porque bien sabemos que el respeto empieza desde casa.- con cuidado su diestra volvió a salir a la luz ya cubierta por un guante negro (para variar el color [¿?]) de textura mate que sostenía un pequeño gotero cargado con sangre aún cálida y sin coágulos, vaciando la misma sobre la esfera con un solo apretón del dosificador de goma. Al hacer eso su mano regresó al escondite como si fuese demasiado tímida como para mantenerse a la vista. -Esta es una de las condiciones. Hechos el ofrecimiento y la notificación dispuesta aguardaré el tiempo que usted precise para continuar. Mientras tanto estaré con los demás visitantes que deseen hacer más amena la espera con un poco de socialización.- un pequeño sobresalto se presentó en el semblante del hombre con máscara -Ah!, casi lo olvidaba. Es un gusto conocerle y puede llamarme ¨V¨- Ahora si había cumplido a cabalidad con las condiciones previas del legendario evento.

Pivotando sobre uno de sus pies dio media vuelta buscando acercarse al resto de los presentes; donde se hallara una cantidad módica de estos. Una vez allí detuvo su paso calmado y desde dentro de su capa liberó el peso de su bulto que cayó al suelo haciendo un golpe notorio pero bastante amortiguado por telares múltiples sin dejar escuchar un solo chasquido de metales a excepción de la interacción rítmica de unos eslabones al parecer metálicos y pequeños, mas aún era un misterio lo que había dentro del embalaje. De esa forma esperó las reacciones del resto antes de tomar una nueva iniciativa expresiva para comunicarse con las personas que se hallaban allí.
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Ino Yamanaka

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Dom Oct 14, 2012 9:34 pm

Un par de sandalias de paja y suela plana, pisaron el umbral de aquél lugar sagrado, y en las manos de la chica dueña de aquellas sandalias, un papel le confirmó que ese era el lugar correcto y su largo viaje había terminado. ¿Qué la había traído aquí? Una mujer de tan delicada apariencia no era muy común de ser vista en un sitio lleno de seres de tosco aspecto, como esos que se paseaban por el lugar desde tempranas horas. Se abrió paso dentro del templo, ese lugar de aspecto antiguo y lleno de salas de hermosa y lúgubre arquitectura, se quitó el sombrero de paja que llevaba sobre su cabeza, dejándolo caer sobre su espalda, revelando unos ojos violetas que no denotaban emoción alguna, y con los mismos detalló a los espadachines que ya habían llegado.

...


Flashback

En el dojo Ryōzanpaku se encontraban todos los maestros de las distintas artes marciales reunidos frente a la mesa teniendo un vasto almuerzo digno de cada uno de ellos.

-¿Un torneo de espadachines, dices?- preguntó el maestro de Kung Fu Chino, un viejo de corta estatura y apariencia misteriosa. Una joven de largos cabellos negros y mirada naturalmente apagada, quien había traído aquél desgastado volante de la calle, asintió con calma y tomó otro bocado del delicioso arroz que le habían servido.

-¡Shigure-san! ¿Piensas participar en eso?- exclamó con euforia un joven aprendiz del dojo. La joven volvió a asentir. -¿Pero no es peligroso? Puedes morir allí.- De nuevo un movimiento de cabeza positivo de la muchacha, quien seguía comiendo su apetitoso almuerzo en silencio.

-Si quiere participar, que lo haga.- habló el maestro de Jujitsu Filosófico, y se ganó la mirada sorprendida del más jovencito, y un balbuceo desenfrenado. -Shigure es una maestra Kunoichi, experta en el arte del manejo de armas cortantes, ¿en verdad crees que le irá tan mal?- sonrió comprensivamente, viendo ahora a la nombrada kunoichi, quien seguía concentrada en terminar su comida. -Este sin duda será uno de los retos más fuertes para ella, puesto que se estará enfrentando ante los más poderosos y temibles espadachines de la tierra, pero debemos darle nuestro apoyo incondicional, ya que este será el único camino para que Shigure avance. Y retos peores vendrán más adelante, así que no tiene sentido el preocuparnos de más.-

El joven aprendiz pareció entender en seguida las palabras de su maestro, puesto que el silencio reinó en la mesa, aunque sus miradas de preocupación se dirigían al rostro impávido de la tan joven maestra kunoichi, quien paraba sólo unos segundos antes de seguir comiendo como si nada pasara.


Fin del flashback


...

Entonces, los motivos que la habían llevado hasta allá no eran exactamente muy complicados, al contrario, eran tan básicos que asustaban. Cualquiera que escuchase desde un punto externo lo que la vida significaba para esta joven mujer, pensaría que estaba loca, o que simplemente era un ser no merecedor de algo tan valioso que se le había otorgado. Pero al contrario, ella no estaba deprimida, ella sí valoraba su vida, pero sus ambiciones iban mucho más allá de todo. Ya había llegado a un punto bastante alto en su corta vida, y necesitaba seguir avanzando, necesitaba superarse a sí misma y ya era hora de que pensase en retos grandes, como este nuevo que se le imponía.

Pasando, entonces, su vista de forma más detallada por todo el lugar, sus ojos violáceos captaron a lo que se conocía como el Gran Cardenal de Combates, una sombría figura que "sostenía" entre sus manos una gran esfera oscura. No estaba demasiado alejada de la puerta, así que el suave viento que entraba por esta, hizo mover suavemente su larga cola de caballo y su corta hakama rosada, revelando un poco más de sus muslos de lo que esta ya revelaba. Avanzó poco a poco, haciendo que el eco de sus pasos resonara levemente a medida de que lo hacía. Su katana de más de un metro de largo iba fuertemente asegurada a su espalda y cubierta con una funda púrpura del mismo exacto color de las largas medias que cubrían sus piernas casi en su totalidad.

Cuando estuvo ya cerca de la estatua, y al haber notado un par de presentaciones desde el momento de su entrada, se percató de todo lo que debía hacer. Aparte de aquella Katana había traído consigo las demás armas de gran tamaño en una bolsa de tela beige que llevaba a los hombros, para más comodidad de movimiento durante el largo viaje, y se había traído las armas más pequeñas ocultas entre su ropa. Miró nuevamente a la enorme figura con aquella expresión tan llena de nada, sus ojos escasos de brillo y sus cejas zigzagueadas reposando con pereza sobre los mismos. Metió su diestra en la apertura de la hakama y de algún sitio sacó una estrella ninja pequeña. Deslizó la hoja perfectamente afilada por su palma siniestra, y sin esfuerzo alguno se hizo una pequeña incición, cuidando de no cortar venas o arterias importantes debido al implacablo filo de la Shuriken. Volvió a guardar el arma entre sus ropas y apretando un poco la herida logró sacar la cantidad de sangre que consieró suficiente, posando, entonces, la palma ensangrentada sobre la gran gema. Sus labios se entre abrieron, y de ellos salió el sonido pausado de su lenta y suave voz.

-... Shigure... Kosaka...-

Sus ojos no se apartaron no un sólo instante de la gema durante el tiempo que estuvo su mano sobre ella y un brillo oscuro la rodeó, dando por terminada su inscripción al torneo. Pestañeó sólo hasta entonces y retiró su palma ya limpia, dejándola a un lado de su cuerpo. Se dió media vuelta con un par de pasos y fue tranquilamente hacia una de las paredes del templo, cruzándose de brazos y recostándose de costado sobre esta, esperando alguna otra indicación y viendo, mientras, a los demás que fuesen llegando.
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Mizore Shirayuki

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Dom Oct 14, 2012 9:52 pm

- Xing, un país mítico, ubicado justamente en China. Se decía que este estaba dividido en 50 clanes, donde el Emperador, quien gobernaba este lugar, tenía un hijo en cada clan… se encontraban hundidos en un problema que involucraba a todo el país, lo que quiere decir también a los clanes, donde se encontraban los hijos del mismo “líder”. Cayó gravemente enfermo.. todo el mundo estaba prediciendo ya su muerte dentro de un futuro cercano, lo que quería decir es que habría un futuro gobernante en Xing dentro de poco. Todos iban a sacar sus armas, a hacer lo imposible por ser el futuro líder de este país. Ling Yao era el nombre de uno, príncipe de Xing y futuro líder de esta, había algo que el príncipe tenía y los otros hijos no, sus fieles seguidores y guardaespaldas que siempre le habían servido, Lan Fan y Fu, el abuelo de esta. Lan Fan era una mujer de 15 años, había jurado al príncipe que lo ayudaría a conseguir lo que quería, aunque le cueste su vida, lo iba ayudar, lo iba a proteger… y eso era lo que venía haciendo, desde que ella tiene recuerdo.
Desde hace días se venía hablando en el país de un torneo que iba a hacerse en un lugar aún más lejano que Ames tris. Un lugar donde el ganador ganaría el respeto de los más fuertes… el mundo estaría a sus pies, era el deseo de su príncipe, es decir de Ling Yao. El viaje iba a ser duro pero iba a valer la pena y aún tenía tiempo. Una duda estaba suelta en la cabeza de la mujer. ¿Qué opinará de esto Ling Yao y el Abuelo?. Pero por cosas del destino, Lan Fan era la ultima de enterarse de muchas cosas y esta era una de ellas.. un totalmente desconocido llegó hacía ella entregandole un mensaje-¿Lan Fan?- -Sí – respondió ella- .. era una carta y era para ella. La abrió y en su interior decía las siguiente palabras:

-Mi querida Lan Fan, quizás cuando leas esto será tarde y yo ya ande con tu abuelo en camino directo hacia Amestris. No te dije nada a ti por que te tengo encargado una “misión” especial. Como quizás ya te habrás enterado –Pausa, Lan Fan se imaginó la cara de chistoso de Ling Yao y ella se enojó, algo pero siguió leyendo- hay un torneo que empezará justamente en 5 días en el templo que se encuentra más alla de Amestris, sí, aún más lejos de donde andamos pero te enseñaré una “ruta” especial que anda adjunta con este mensaje, llegarás más rápido pero deberás pasar por la ruinas de Xerxes, cosa que yo sé que no será trabajo para ti. Confió en que te irá bien en el torneo, te lo estoy encargando. Una vez llegues a aquel templo, debes “registrarte” con tu propia sangre ante el gran Cardenal, ya sabrás a primera vista cuando llegues ahí… estará la honra de nuestro pueblo.
PD: Nosotros te alcanzaremos ni bien acabemos este asunto, te iremos a ver al torneo, espero encontrarte.
Ling Yao.-


Todo aquello se encontraba en la carta y ella andaba preparada, sabía que podía hacer frente este tipo de misiones ella sola, aunque en sí el termino sola no era el mejor para este caso por que tenía o contaba con el apoyo de su abuelo y de Ling Yao, su amo. Ni bien acabó de leer, se fijó que atrás de aquella carta había dibujado un mapa que Ling Yao le hizo, este pasaba por XERXES y luego se dirigía directo hacia el Gran templo. Rápidamente alistó todo lo que necesitaba y partió en un viaje que iba a ser algo largo. Tenía comida y todo lo que necesitaba, su katana y sus kunais. Así partió ante aquel viaje, durante dos días inmensos iba a recorrer el inmenso e infernal desierto que había de Xing hacia Xerxes pero no era problema para ella, no era la primera vez que lo hacía, además tenía agua y comida era “fácil”. Y así lo hizo, aunque ya había visto las ruinas de aquella ciudad tan majestuosa, siempre se admiraba de la historia que estas contenían… la desaparición de una ciudad en tan solo unas horas, la alquimia era la ciencia del diablo, como le habían dicho. Habían muchos secretos que ella y su amo querían de esta… la inmortalidad era uno de ellos, aunque ahora el problema número de 1 que ella debía solucionar era el torneo, el resto lo dejaría para después. Y así llegó el gran día, había recorrido durante exactamente 5 días desde Xing, luego Xerxes y llegó al Templo. Lan fan, una mujer de 15 años se iba a sumergir en aquel torneo. Ella vestía con una especie de buzo negro entero, en la parte de su pecho tenía una especie de armadura que solo le protegía la parte de arriba [360 grados] es decir cubría la espalda y su pecho. Tenía una especie de cuerdas como cinturón, de color blanca. Su Katana atada en su espalda y por último, tenía levantado la capucha del buzo, cubría su hermoso pelo negro que andaba atado hacia arriba. Traía una mascará blanca, de las cuales salían unas dos o tres cuerdas blancas de esta, también contaba con unas especie de manchas rojas en la parte de los ojos para cubrir su identidad, le gustaba mucho andar con aquella mascara por que así nadie le diría: Ah una muchacha ¡no vales la pena! y eso le jodía mucho, que no la valoren como digna oponente que ella es. Volviendo al templo este era inmenso y majestuoso, se admiró mucho del tamaño y ella calculó que este tenía una historia y a parecer este no iba a ser el primer torneo… la sangre de muchos combatientes estarían marcando el suelo de aquel lugar. Muchas personas andaban y salían de aquel lugar y recordó lo primero que tenía que hacer, se dirigió muy rápidamente hacia la sala principal de aquel lugar y encontró al gran “cardenal” con una especie de esfera mágica, dirigió su dedo de su diestra y lo mordió, de este salieron unas gotas de sangre la cuales cayeron directo a la esfera…

-Mi nombre es Lan Fan- mencionó cuando terminó de hacer aquel “tratado” con sangre. Se retiró de aquel lugar para dirigirse a la sala y se sentó en un espacio. Sacó su katana y empezó a verla, mientras que su mente y su conciencia se comunicaban-

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Aino

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Lun Oct 15, 2012 8:36 pm

** Un viento susurrante acompaña consigo la presencia de un exiliado y conocido shinobi de las tierras del este que con paso sigiloso pero firme hace aparición en la entrada de aquel gran templo de sangrienta historia. Con su llegada, un resplandeciente halo parece iluminarlo, no siendo más que la luz que reflejan las antorchas de los pasillos que a su vez conforman la sombra del ninja por suelo y paredes. Anaranjados ropajes adornados con dorada y negra tela que cuelgan de su torso y espalda elegantemente; un aspecto de lo más oculto en el que solo una parte de su rostro queda al descubierto de la visión pública: sus ojos, grandes y sin pupilas. Una imagen aterradora que durante centurias ha producido pavor en sus víctimas; un demonio que busca saciar su sed de sangre en este torneo de oportunidades.
Con arrogancia se abre paso por el gran templo de gigantescas estatuas marciales, sin dirigir la mirada a ninguno de los ya presentes como signo de indiferencia. Dos anchas espadas aguardan envainadas en su espalda, en forma de cruz y de mangos algo rojizos; son gotas de sangre y bastante recientes, pues se resbalan por el material y gotean al suelo en un sonido de eco agudo ante el silencio de la sala.
Un sumo pontífice (o algo así) aguarda al final de su trayecto, sosteniendo una bola de cristal en levitación. Aquí habían venido a parar los demás participantes para prestar su sangre como prueba de su inscripción al sangriento torneo, y él no sería menos. Extiende su diestra mano con la palma mirando a la esfera mágica y un fugaz kunai sobresale desde su vestidura por el antebrazo hasta llegar a su ahora cerrado puño, dejando caer desde su punta gotas de sangre proviniente desde el brazo rasgado por el simple roce.
Una vez efectuado esto, con una mirada asesina al propio monje del evento, se da la vuelta y retira. Decide sentarse en un abrupto peldaño ante la vista de las dos esculturas, pudiendo así apreciar su grandeza y lo amplio de aquel gran salón, espectante de que digan su nombre en el torneo para hacer lo único que le ha movido hasta aquí: matar. **


[Si quieres más, te lees El Quijote (?) ]


Última edición por Aino el Mar Oct 16, 2012 5:46 pm, editado 1 vez
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Super Girl

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Mar Oct 16, 2012 2:06 am

Los insectos son terriblemente irritantes. “¿Desde cuándo, el sol es tan incómodo? ¿Desde cuándo, tener hambre es una necesidad tediosa? ¿Desde cuándo, sudar es fastidioso? ¿Y desde cuándo, ser humano es lo peor del mundo?” Esos eran los pensamientos, tan vagos, de una mujer en busca del legendario templo el cual halló con facilidad no sin antes pasar una “Odisea” de camino. Estando frente a tal templo, musitó para sí:
− ¿Por qué estoy aquí? –
Observó la estructura, en especial, la entrada del templo, sin escapársele ni un solo detalle, ni una grieta, ni una sola figura, nada escapó de sus ojos críticos; reposó sus manos sobre las caderas y hizo una pequeña pose, resaltó un lado de su cadera, mientras meditaba en hechos pasados:

“La oscuridad ya ha cubierto Londres pero parece que el astro nocturno la adorna; era observado desde un puente, al lado de una de las torres del Tower Bridge, por un par de orbes esmeraldas dueños de una mujer longeva en edad mas no en apariencia. Se trataba de una ex-dhampir [mitad vampiro y humano], cazadora de entidades sobre-naturales y miembro de una sociedad secreta llamada Brimstone, Rayne. Acompañada por su compañero de misiones, Severin, ambos recordando el pasado y en la habladuría su compañero le contó un acontecimiento, que había investigado a fondo y que estaría a punto de dar inicio en unos días; dijo que tendría lugar en una lejana jungla, que tal vez ahí podría encontrar la respuesta a la pérdida de sus habilidades sobre-naturales de los no-muertos, asimismo, que podría ganar el primer lugar del torneo de espadachines. Rayne, ahora humana, encontró una razón para sonreír.

− Ya veo. −
No dudo ni titubeó simplemente emprendió el camino a la Sala Principal del templo. Al caminar, sonaban los tacones de sus zapatos, haciendo eco. La ex-dhampir posee un aspecto joven; sus cabellos, de color rojo encendido y cuya altura es hasta el nivel del mentón, están acompañados por dos aros plateados, que se hallan amarrados a los costados de su cabello y de los cuales cuelgan dos cintas negras de 1 metro. Sus ojos son claros decorados por un verdoso astral. Viste una gargantilla negra de cuero de la cual cuelga un medallón rojo; en la parte superior viste un corsé negro confeccionado de la siguiente forma: lleva cuatro broches en la parte de adelante cuyo color es rojo; la pieza lleva dos tirantes que se extienden desde la parte superior de los pechos hasta media espalda y finalizan en unas costuras, al estilo victoriano, de color rojo; a los costados, es color rojo con costuras negras; sus hombros se hallan descubiertos. En la parte inferior: lleva puesto un pantalón de cuero negro que, asimismo, es una sola pieza con su calzado; no obstante, la entrepierna es de color rojo con costuras negras. Su calzado es de tacón alto con plataforma, cuya punta afilada es de titanio y de 15 cm. Sus brazos están cubiertos por guantes negros largos con costuras rojas, sin embargo, dejan los dedos descubiertos cuyas uñas son largas y están pintadas de color rojo; en sus antebrazos lleva dos brazaletes de titanio los cuales son una estructura que permite el uso de sus armas: el brazalete más cercano a las muñecas sostiene cada arpón, que se encuentran de manera vertical cuya longitud es de un metro y cincuenta centímetros, el agarre se extiende perpendicularmente, soldado a los arpones, de quince centímetros; estas dos piezas se conectan al brazalete por medio de una pequeña pieza giratoria la cual permite que los arpones giren, verticalmente, en un ángulo de 180º ó 360º, asimismo, el agarre queda al alcance de su mano para poder sostener los arpones y luchar. No obstante, al girar los arpones, quedan a lo largo de sus piernas y una punta, sobrante, se extiende hasta la mitad del antebrazo; su hoja, afilada por ambos lados, no tiene funda; por lo cual, siempre se hallan a la intemperie, asimismo, cuando no están en uso, están hacia arriba, a lo largo de los brazos y la cabeza.

Finalmente, llegó a la Sala principal y se detuvo, flexionó su brazo derecho y reposó su mano sobre la cadera y examinó su alrededor: se hallaban presentes unas cuantas personas, precisó siete; también notó que el dulce silencio caía como un manto sobre el lugar; así mismo, no se le escaparon las dos esculturas que se encontraban a cada lado del Cardenal con una esfera de color crisocola. “Ésta debe ser” pensó la mujer. Atravesó la Sala hasta llegar a la esfera; estando frente al Cardenal, gracias a la profunda investigación de su amigo Severin, sabía lo que tenía que hacer: flexionó su brazo derecho en un ángulo de 90º con la palma de la mano hacia abajo: enterró levemente la uña del dedo pulgar en la yema del dedo índice; seguidamente, extendió el brazo sobre la esfera y una gota de sangre cayó sobre la misma. Acto seguido, dijo:
− Rayne. –
Retiró su mano y cerró el puño, haciendo presión sobre la misma. Se dirigió a la estatua del lado izquierdo del Cardenal y se sentó en medio de las piernas de dicha estatua y cruzó la pierna sobre la otra con mucha elegancia, mas se hallaba totalmente atenta a lo inesperado.
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Kakashi

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Mar Oct 16, 2012 11:50 pm

En cuanto entro la ultima persona las puertas del templo se sellaron, encerrando a todos los seres dentro de aquella habitacion. Por un instante estaba completamente oscuro pero de pronto una extrania luz lleno el lugar, como si el mismo polvo en el aire se iluminase. Era brujeria extrania, y no era para nada lo maximo que este ser podia llegar a hacer. Toda la magia emanaba de aquel ser eterno, el Cardenal de Combates. El existia para velar este lugar, era quien habia ideado la forma de apaciguar los viejos dioses, rindiendoles homenage. Incluso el Cardenal les temia.

Un vortex de aire consumio al Cardenal y este desaparecio de su lugar para reaparecer nuevamente en el centro de aquella enorme sala, justo debajo de aquellas enormes estatuas creadas para denotar la severidad de este torneo. Todos escucharian la sigueinte frase en su mente, "Dejad vuestras armaduras a un lado y atiendanme."

-Bueno, ya le escuchasteis,- dijo alguien apareciendo desde las sombras.

El Cardenal no tuvo ni que girarse para saber quien era. Al ofrecer su sangre para entrar al torneo, ellos habian ligado su alma al Cardenal. Si rompian las reglas del torneo que diria una vez se reuniesen todos alrededor de el, el cardenal podria matarlos con tan solo desearlo. Lastima que una muerte asi no apaciguaba a aquellos Dioses, solo la sangre que corria detras de una brutal batalla a muerte.

El ser que aparecio desde entre las sombras era un joven de cabellos marrones y ojos rojos. Su piel estaba algo oscurecida de pasar tanto tiempo al sol, puesto que era ronin, y era de estatura mediana, pero se veia en buena forma. Sus pasos eran casuales, casi como nisiquiera tocase al suelo al andar. En su cintura se podia ver una katana atada al cinturon, pero evidente ningun arma mas. Escondido debajo del chaleco desgastado que tenia un kunai, pero no seria visible detras de la bolsa con frutillas que traia con el. Su ropa en general estaba desgastada, como si no se la hubiera cambiado en meses y no la hubiese lavado en semanas.... pero hacian su trabajo. Igual de desgastada era la gorra de paja que traia en su cabeza. Incluso se veia que la habian atajado antes. Tenia dos cicatrices en su rostro, una de arriba abajo sobre so ojo izquirdo y una cicatriz a lo largo de su pomulo diestro. Sus antebrazos llevaban brazales de cuerpo para protegerse y sus pies estaban cubiertos con [sandalias y calcetines (?)].

El habia llegado mucho antes que el primero, haciendo su pacto de sangre para entrar y se habia puesto a investigar el templo, incluso intentando escalar una de las paredes. Habia llegado hasta la mitad y no parecia tener fin (apesar de aparentarlo desde abajo). Tambien habia descubierto que la sala tampoco terminaba... la unicas maredes que podias tocar eran las que estaban cerca de la entrada.

Este no traia armadura asi que saco la katana desde su cintura y la apojo sobre su hombro aun enfundada. Miro a los demas participantes momentariamente antes de sonreir en burla y dirigirse hacia el cardenal y colocarse a unos cinco metros detras de el. Habia dicho un circulo, no? Tampoco le interesaba tener ese bastardo raro mirandole.

El cardenal, obviamente sabia lo que estaba pensando aquel hombre, Nanashi, el Sin Nombre, estaba pensando, pero no le importo lo que una hormiga opinaba de un leon. El Cardenal era todo poderoso, le daba igual aquel mocoso. Solo tenia que esperar el momento en el que muriese en este Torneo estilo Deathmatch.

Cuando todos se reunieron en un circulo alrededor de el sin sus armaduras [si, os manipule a todos], el Cardenal comenzo a hablar nuevamente en las mentes de todos:

- Sois los diez valientes que aceptaron este gran reto. Solo uno saldra de esta habitacion, pero ese uno sabra que el o ella es el mejor espadachin de estas tierras. Todos los combates son hasta la muerte, debemos sacrificar la sangre de valientes a los Dioses... no sea que vuelvan a la tierra para devoraros a todos. Los combates se haran uno por uno, no los anunciare hasta que sea hora de combatir. Aun asi, no podeis salir de la sala y tendreis que ver a los demas pelear hasta que sea tu turno. Al final de cada pelea, debeis cortarle la cabeza al perdedor y colocarlo a los pies de aquellas dos estatuas. Ah... y una cosa mas. Solo pueden haber ocho combatientes en el torneo... sobrais dos... esas dos personas seran los sacrificios para iniciar el combate... ELEGIR ENTRE USTEDES QUE DOS PERDERAN LA VIDA ANTES DE INICIAR EL TORNEO! EMPEZAD YA-




Offrol:
Si, es un melee. Teneis que matar entre todos a dos de vosotros. Estilo de rol, blast. Aqui las reglas especificamente para el melee:

Melee Rules

1. Solo una regresion legal.
2. Solo puedes atacar una persona a la vez.
3. Si quieres atacar alguien que otra persona tambien esta atacando, tendras que esperar a postear hasta que tu intencionada victima responda al turno del primer atacante. Una vez el defendiente haya posteado queda por decirlo "libre" de ser atacado por otra persona siempre y cuando el primer atacante no responda antes de que alguien nuevo pueda intervenir.
4. Puedes atacar alguien que esta atacando solo despues de que le hayan respondido al ataque y antes de que este vuelvo a atacar o defenderse.
5. Al final de tu post, coloca [Tu nombre atacando a Nombre Victima] o [Tu Nombre defendiendose de Nombre Atacante].
6. Las heridas que recibas aqui seguiran a lo largo del torneo.
7. Doce horas entre respuestas. Si no posteas tu respuesta antes de doce horas, recibiras el impacto.
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Aino

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Miér Oct 17, 2012 6:45 am

Desde su alejada posición escucha la interrumpida frase del cardenal por parte de, al parecer, otro guerrero inscrito. Su llamada de atención egocéntrica le hace negar ahogadamente; aunque aquel sacerdote parecía ya conocerlo.
Habría sido invitado a formar un círculo junto al resto de personas, una idea un tanto desagradable pero que veía razonable en parte si tenía algo importante que decir; y así fue. Mientras los guerreros que traían algún tipo de armadura eran despojados de esta, un mensaje les llega a todos: dos de los presentes deben morir antes de empezar el torneo.
Una sangrienta noticia que no pilla por sorpresa al shinobi, pues estas pruebas llamativas de hacer ver cuán feroces son no le intimidan.
Y así, nada más concluir con su monólogo, Scorpion decide cumplir con el cometido sin esperar más, ni siquiera para plantearse si aquello no sería una ardua trampa. Con un rápido gesto de brazo, por debajo de su muñequera emerge la silueta de un objeto plateado de forma puntiaguda que sale fuzgamente disparado hacia uno de los guerreros del círculo: un hombre de misterioso aspecto enmarañado de oscuro cabello; Vlad Tepes III Draculae. Alguien totalmente desconocido para el shinobi, como cualquier otro sujeto, pero que simplemente por aspecto poco orientalizado es víctima de su ofensiva. Aquel objeto, identificado como una especie de kunai, lleva consigo una cadena acoplada a su extremo, torciéndose conforme el proyectil avanza rasgando el aire para adaptarse en forma a su trayectoria algo curvada, directamente hacia su axila derecha. La cadena, reluciente y de un metal azulado de gran consistencia, forma un aro exterior por el flanco derecho del guerrero empalador, teniendo suficiente capacidad como para estirarse varios metros más.
El cuerpo de Scorpion permanece con el brazo izquierdo adelantado ante tal ofensiva, con la mano abierta; sus piernas algo flexionadas y abiertas en perfil a su víctima y su brazo derecho inclinado hacia atrás, con la mano encima de su hombro, cerca de uno de los mangos de sus katanas en cruz. Ha atacado a uno, pero otro diferente podría atacarle a él, así que prefiere lanzar un ataque en principio simple y dejar el "combinado" para cuando tenga una batalla individual, optando por resguardarse de un posible ataque contra su persona y poder hacer frente a este. Algo poco perceptible a primera impresión ya que el ninja de amarillentos ropajes carece de pupilas (o al menos, visibles por su transparencia), no destacando a dónde está mirando en ningún momento.
Detrás suyo no hay nadie en ese momento, ya que la formación del círculo misma hace que todos y cada uno de ellos tenga a alguien cerca, a izquierda y derecha, y al resto en frente; y precisamente el que ahora habría de defenderse de Scorpion no se encontraba nada lejos, sino a su misma izquierda (con relativa lejanía, ya que el círculo no sería muy amplio, al menos por su parte; y en duda queda que el resto de combatientes decidiera tener una formación cerrada con personas muy cercanas).
Una situación que permite a Scorpion haber podido atacar a su cercano rival y poder saber que, a su vera, aguarda un posible atacante. Al resto de espadachines se les vería cruzar la zona central del círculo en caso de atacarlo de frente.
¿Podría evadir fácilmente aquel destelleante kunai que no pretende ser mortal pero sí un daño de importancia? ¿Lo haría como debiera? **


[Scorpion ataca a Vlad Tepes III Draculae]
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Soldner

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Miér Oct 17, 2012 2:39 pm

Después del hombre de máscara y sombrero llegaron varias personas más, cada una más extraña que la anterior. Mantuvo su lugar esperando hasta que llegara el último participante cuya sangre selló por completo la gran sala habiendo un fugaz cambio de luces donde primero reinó una oscuridad total por pocos segundos y luego una luz artífice cuyo origen no era natural en absoluto. Sin embargo, más sobrenatural fue el desplazamiento de aquella figura superior a través de un vórtice de apariencia espíritu-dimensional; un elemento típico en entidades de ese nivel. El hipotético rostro seguía inmutado ante tales acciones maestras como es obvio, más la expresión oculta cambió un poco cuando notó contacto espiritual con cierto enlace que sin dificultad pasó las barreras de su aura demasiado tenue y débil actualmente como para poder oponerse… Lo dejó fluir y tal como lo esperó sintió la comunicación mental sin ningún problema obedeciendo inmediatamente, agachándose con el cuerpo bastante recogido y ocultando el embalaje de su espalda debajo de sí mismo con el mismo manto negro que, por reducirse en dicha posición aumentó la amplitud de su cobertura permitiendo mayor movilidad dentro de la capa. De ese modo fue quitándose el peso del cuerpo que se notó por el sonido metálico de dos caídas un poco pesadas representando un par de robustas láminas posiblemente. Durante los movimientos era inevitable escuchar el roce de telas por los movimientos, y de metales en ocasiones más no podía verse bien lo que el enmascarado estaba elaborando, incluso una especie de cadena fina se pudo percibir entre los sonidos. Tras casi un minuto se levantó dejando salir muy decentemente su mano izquierda que sostenía la funda de una espada japonesa de casi un metro como longitud total dejando apenas como 20 centímetros de mango, lo justo y exacto para empuñar a dos manos. Dicha arma iba por supuesto guardada en un módico estuche negro cuya punta inferior se hallaba hueca y era la pieza reglamentaria para aquel combate.

Al empezar a andar dejó atrás el embalaje de lona espesa junto a dos placas de metal plateado y brillante cuya aleación no queda muy clara a simple vista. El hombre se hallaba ahora mucho más ligero físicamente que antes pero seguía andando a paso tranquilo dejando ondear muy levemente su capa, dejando ver apenas el chaleco negro y liso atado por un cinturón a juego con sus ropajes oscuros quedando en evidencia el estilo clásico de mosquetero, solo que dicho cinturón estaba modificado con fundas numerosas a lo largo del mismo, siendo visibles algunas de ellas con relucientes dagas plateadas. Sin problemas se movió hasta el siguiente nivel formándose en círculo como lo pidió el adjudicador de combate marcando a su vez cierta distancia lateral extendiendo sus brazos a los costados correspondientes bajándolos de vuelta al terminar. Una vez posicionado con un espacio personal respetable escuchó con atención las palabras del cardenal percibiendo en ellas y en su tono de voz ciertas intenciones binarias con las que el enmascarado debía jugar interpretando y haciendo coincidir de forma coherente con respecto a la información que ya maneja de antemano. Fue cuando escuchó el requisito de que debe haber ocho personas cuando entró en cierto nivel de alerta al asociarlo con los mencionados sacrificios y con su cuenta personal de participantes. Ni bien había terminado de anunciar que empezaran cuando las botas del guerrero oscuro se deslizaron de forma tan sublime en rápidos pasos reversos de forma tal que casi no se le podía oír, y menos aún con la ayuda de las palabras remanentes y finales del cardenal que de alguna manera camuflaron prácticamente por completo el sonido de su movimiento, siendo solamente visto por los que tenía delante. Solo un par de segundos transcurrieron en aquel repliegue estratégico y elegante. Fue suficiente su movimiento preventivo para salirse de la línea de alcance de las dos personas (desconocidas por el momento) a sus costados previendo cualquier posibilidad de ser interceptado por algún ataque a su persona.

Estando más atrás siguió retrocediendo pero con menos prisa deteniéndose completamente de pié a unos respetables tres metros de distancia con respecto al borde del círculo humano recogiendo los brazos al centro de su cuerpo no sin antes llevarse las dos alas de la capa entre los dedos para cerrarlas cual murciélago en estancia de descanso bajando de igual forma su mirada, y escuchándose bajo la capa el desliz del metal corto empuñando dos piezas a contrapulgar, mas no eran visibles cuales. Así entonces se decidió concentrar mentalmente buscando de esa forma alinearse con su entorno y saturarse del mismo con sus sentidos… De lograr este cometido su percepción sensorial se podría ver ligeramente aumentada como la de aquel monje meditabundo que busca sentir a la naturaleza. A pesar de encontrarse en espera no dejó en ningún momento desde su primer movimiento de poner atención a los nueve guerreros delante de él por si algún ataque a distancia buscaba alcanzarle. No atacó a nadie ni buscó meterse en la pelea a zarzas, como un buen jugador era correspondiente esperar su turno.

[Sin ataque]
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Aizen Sousuke
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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Miér Oct 17, 2012 7:17 pm

-Las campanas del destino retumban incesantes ante un encuentro que prometía en cada aspecto, una masacre impensable. No obstante, la impertinente alegoría que aquél encuentro representaba, no dejaba de provocar en el mismísimo Conde, una sonrisa tornada en el soslayo que imita la ironía; innato preludio de una sangrienta sinfonía. Los instrumentos de batalla orquestarían en sus movimientos, las notas que impregnadas de sangre elevarían su musitar hasta los mismos cielos.

Con la precisión y previsión de una estrategia figurada mucho antes del mismo encuentro, el Conde se mantendría alerta a los cuatro vientos. El llamado del cardenal representaba una carnicería que era en cada aspecto, un evento que llenaba de regocijo al Hijo del Dragón; siendo despojado de aquella armadura forjada en el fragor de mil infiernos, la parte de superior de su cuerpo se encontraría despojada de toda protección, denotando así, sus torneados músculos con gran definición. No obstante, mantendría ceñidas sus armas descritas previamente por medio de varios cinturones de cuero adornados con diversos trazos que imitan los mismos ríos de sangre que el Conde ha derramado en incontables encuentros contra el todopoderoso Imperio Otomano. El Conde, con la austeridad que le embarga, mantendría sus brazos falsamente descansando, debido a que estos se encontrarían tensos, fuertes, y listos para atacar.

Concluidas las palabras que emergieron del Cardenal de las Batallas, y que darían el inicio a un encuentro sin igual, el Hijo del Dragón, con la discreción que le caracteriza, ejercería una estudiada mirada en todos los contrincantes que pronto se debatirían entre la vida y la muerte. Sin embargo, en el inicio del estudio táctico que el Conde realizaría para determinar las habilidades más próximas de sus oponentes, daría comienzo un movimiento que se encontraba esperando con grandes ansias. La batalla había comenzado. Debía triunfar. Victoria o Muerte era lo que tenía grabado en su mente.

Un usuario con extraña apariencia, muy ajena a la realidad Valaquia, realizaría un movimiento que en ningún momento pasaría desapercibido ante los ojos del Conde, dada la capacidad de percepción y análisis que éste mismo posee, y más que nada, dada a la ridícula cercanía entre su oponente inicial y él; cercanía que se traduciría en unos inmensos pero a la vez tan cortos 10 metros de distancia. Esta separación entre ambos cuerpos representaría la oportunidad perfecta del Conde para iniciar un ataque simultáneo, pero la misma exigencia y velocidad de su contra parte le exigían al menos, entregar en un porcentaje elevado su atención en aquél que osa atacarle. Ante el movimiento de su adversario y la constitución de su arma en su avance, el Conde sabría de ante mano que desenfundar su Espada Bartarda o la mismísima Espada del Dragón tomarían segundos que él no podría permitirse si es que deseaba emerger ileso de aquella ofensiva, no obstante, dada la misma posición de sus brazos que se mantendrían paralelos a la posición vertical de su cuerpo, cada una de sus manos se encontraba notablemente cerca de los cuchillos arrojadizos que se mantenían ceñidos cerca de la línea que define la cadera, dichos cuchillos mantenían un largo considerable. Ante esta posibilidad de respuesta y dada la misma nomenclatura del ataque contrario, el Conde giraría 180 grados sobre su propio eje con una velocidad impresionante, y sólo expresada cuando el Vlad El Empalador hacia gala de sus habilidades sin portar la Armadura del Dragón la cual agregaba demasiado peso a su constitución. Ante aquél giro, y en el instante en el cual era ejecutado, la misma consecuencia de dicha acción haría que el Conde retrocediera los centímetros necesarios para que el arma de su atacante pasara de largo y por delante de la zona física que representaban sus pectorales, dejando al Conde en posición de guardia y con sus pies levemente flexionados. Dentro de ese mismo evento, y dada la circunferencia que tiene lugar debido a la trayectoria de aquel Kunai, este mismo, se dirigía en todo caso, hacia aquél que se encontraba del lado derecho del Conde. Esta magna estrategia permitiría al Príncipe de Valaquia ejecutar su ataque simultáneo, y que con gran gala había ejecutado, y no sólo ello, había utilizado a su propio adversario como la herramienta inicial de sus planes.

Cabe destacar, que al momento en el cual, el Conde giraba sobre su propio eje, cada una de sus manos, colocaba con una velocidad y precisión adecuada su palma sobre la empuñadura de los cuchillos arrojadizos los cuales ostentaban un largo en sus sables de 15 centímetros con una forma plenamente occidental, y concluida en una punta extremadamente filosa, sin embargo, el cuchillo que tomaría en su siniestra tendría un fin defensivo, muy diferente al contrario, debido a que la velocidad de su diestra sería mucho mayor. De tal modo, que al momento que la extremidad derecha del Conde tomaba con destreza aquél cuchillo, el Príncipe realizaría un movimiento tal que permitiría que al momento en el cual tomaba aquella arma pulso cortante con una velocidad impresionante y digna de un Caballero de la Orden del Dragón, lanzara la misma en un movimiento ascendente que concluiría a los 90 grados en relación de la posición vertical del Conde, con el brazo de éste completamente extendido debido a la exigencia de esa misma acción ejecutada con ferocidad y velocidad, como consecuencia, el cuchillo cortaría el mismo aire en su trayectoria plenamente recta en un abrir y cerrar de ojos (1.2 segundos), que tiene como fin clavarse en el hombro izquierdo de su primer adversario, intentando no sólo dañarle sino también deshabilitar su siniestra, logrando con ello, la inservilidad de aquel usuario en un gran porcentaje, y un derramamiento de sangre que excitaría al Conde al borde del alba en aquel combate. Esta acción no del todo simultánea, permitiría al Conde ejecutar una respuesta rápida, casi humilde por su parte. Ante esto, Vlad Tepes III Draculea, se mantendría atento ante los movimientos de sus adversarios, manteniendo su atención no sólo en Scorpion, sino a los usuarios a los cuales daba la espalda por unos instantes necesarios.-

[Vlad Tepes III Draculea defendiéndose de Scorpion]

Nota dirigida a Hatake Kakashi: En mi acción de respuesta, podrá notar que el ataque de mi adversario fue manipulado de tal manera, que la misma trayectoria de su ofensiva se "re dirigiría" hacia otro usuario. Espero encontrar una respuesta en dado caso de que dicha acción sea permitida o negada, y en dado caso de ser aceptada, que se determine quién recibirá aquella ofensiva.
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Aino

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Jue Oct 18, 2012 2:31 pm

La víctima escogida por Scorpion se habría percatado por su faceta precavida y atenta (como todos habrían de estar tras la declaración sangrienta del cardenal) del ataque del shinobi. Un ataque de distancia que iba dirigido a su zona axilar derecha y que lleva consigo el lastre de una cadena de eslabones resistentes pero de flexible tamaño. Al girar su cuerpo con gracilidad, el kunai lanzado por Scorpion es esquivado, pasando por el frente de su pectoral sin lograr impactarle, y continuando aquel conde con un acto de contraataque. No obstante la idea de Scorpion nunca fue golpearle con aquel kunai; sabía perfectamente que un ataque así, a una distancia relativamente lejana (lo bastante como para defenderse de un proyectil blanco) no tenía la apuesta a su favor. Es la cadena la que, en sus rápidas y habituales estrategias, lleva consigo la marca del daño.
En el trayecto del kunai, la cadena llevaba consigo una ligera curvatura exterior, al lado opuesto del conde. Dicha curvatura es de la que se sirve Scorpion para poder sorprender a su adversario con un ataque en doblete: con un ligero pero rápido y seco movimiento de brazo al momento de su evasión, el kunai lanzado regresaría hacia atrás con la misma rapidez con la que una ola vuelve al mar, directo a clavarse en su nuca. Por otro lado, este movimiento estratégico no podría llevarse a cabo si Scorpion no hace variar el lugar de la cadena, y es por esto por lo que el factor dos del ataque regresivo hace aparición. El peso que la cadena llevaba exteriormente pasa al interior al girar la muñeca y el brazo bruscamente hacia la derecha, y este mismo movimiento, con una regresión de la mano de Scorpion, guiando así el peso de la cadena contra la mandívula del conde que habría contraatacado con rapidez y claros signos de habilidad con un lanzamiento de proyectil contra el shinobi; shinobi que, no sería alcanzado de lleno por aquel cuchillo que pasaría veloz y sonoro por el hueco entre su cara y su hombro izquierdo, rozando sin embargo el metal del mango de una de sus katanas en un sonido metálico y agudo que resonaría por la sala. Y esta evasión sería en base a que, al regresar el ataque primario del kunai con un añadido golpe de cadena, el ninja habría mandado su cuerpo al suelo en un rápido y ágil agachamiento en el que la cadena, desde su mano, baja hasta el suelo.
El lugar indicado por el ojo del conde a golpear, de haber sido más amplio, habría dado en el blanco posiblemente sin problemas; pero siendo una zona fija de pequeño cuerpo, su movimiento inesperado le serviría para haberlo evadido en una situación en la que pensar está de más, y el instinto de guerreros experimentados en el arte de la lucha ha de aflorar.
En su agache, sus pies quedan en cuclillas, residiendo todo el peso gravitatorio de su cuerpo en sus piernas. Y dada la flexión extrema de estas, una orden inmediata del cerebro haría que su cuerpo saltase hipsofacto, en menos de lo que un reloj marcase el inicio del segundo.

La mano derecha del shinobi sigue expuesta tras su nuca, con los dedos pacientemente esperando a agarrar el mango de la katana en cualquier momento y darle el uso que merece; pero por el momento, solo están en preventiva, tanto hacia el conde como hacia otro posible atacante a su alrededor.


[Scorpion responde a Vlad Tepes III Draculae.]

[ El ataque es el kunai regresivo; el golpe de la acadena es un añadido provocado por las características del ataque. Es decir, 1 ataque de doble consecuencia. ]
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Zack Fair

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Jue Oct 18, 2012 4:02 pm

-Luego de que llegase aquel ultimo hombre e hiciera el "Pacto de Sangre" el joven Diarmuid se percato de las puertas del lugar se cerraron de forma misteriosa, entonces este se pondría alerta, agudizaría sus sentidos atento a cualquier otra anormalidad, y entonces...-

Dejad vuestras armaduras a un lado y atiéndanme.

-Escucharía el Irlandés en su mente, aquello era algo que sin duda lo sorprendía pero aun así debía seguir adelante sin importar lo extraña que llegase a ponerse la situación; entonces de las sombras observo como un joven que en la opinión de Diarmuid era muy desaliñado, luego de que aquel hombre se incorporara de pronto todos se empezaron a agrupar en un circulo, entonces el también les siguió y nuevamente hablaría aquella extraña voz en su mente.-

Sois los diez valientes que aceptaron este gran reto. Solo uno saldrá de esta habitación, pero ese uno sabrá que el o ella es el mejor espadachín de estas tierras. Todos los combates son hasta la muerte, debemos sacrificar la sangre de valientes a los Dioses... no sea que vuelvan a la tierra para devoraros a todos. Los combates se harán uno por uno, no los anunciare hasta que sea hora de combatir. Aun así, no podéis salir de la sala y tendréis que ver a los demás pelear hasta que sea tu turno. Al final de cada pelea, debéis cortarle la cabeza al perdedor y colocarlo a los pies de aquellas dos estatuas. Ah... y una cosa mas. Solo pueden haber ocho combatientes en el torneo... sobráis dos... esas dos personas seran los sacrificios para iniciar el combate... ELEGIR ENTRE USTEDES QUE DOS PERDERAN LA VIDA ANTES DE INICIAR EL TORNEO! EMPEZAD YA

-Era bastante obvio ya, aquella voz no solo hablaba a la mente de Diarmuid, si no a la mente de todos los presentes, entonces de inmediato el Irlandés daría un salto hacía atrás aterrizando unos cuantos metros alejado de todos los demás presentes, y entonces observo como una pequeña lucha ya se empezaba a llevar acabo entre dos hombres caballeros; el pelinegro se podía meter para acabar rápido con todo aquello más sin embargo su honor como caballero le impedía interferir en una batalla, entonces desde su posición Diarmuid se limitaría a colocarse en posición de pelea, con la piernas abiertas un algo flexionadas, colocando sus lanzas de tal manera que seria fácil atacar y defenderse, este se mantendría alerta ante las reacciones de todos los presentes en especial a alguna que llegase a perjudicarlo.-


(Sin ataque)
(Mensaje General: Si tardo es debido a mis labores universitarias, pido disculpas por eso)
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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Jue Oct 18, 2012 11:50 pm

-La previa acción del Conde guardaba en sus haberes, una estratagema que permitirían no sólo burlar a su oponente, sino anticiparse ante la eventualidad que ofrece el destino, y un guerrero tan excepcional como al que se estaba enfrentando en estos momentos. Dentro de estas acciones, el Conde, sabiamente había lanzado el cuchillo que se encontraba en su diestra con una pretensión tal, que su mismo oponente perdiera al menos, de forma considerable la ventajosa posición en la cual se encontraba (es decir, en plenitud y completamente de frente hacia el Empalador), de tal modo, que aquél de blanquecinos ojos se encontraba ahora literalmente de rodillas al menos por unos momentos, en todo caso, e incluso ante aquellas circunstancias, el Príncipe se encontraba en una posición aún más ventajosa de la que su oponente podría pensar, no sólo por el hecho de que se encontraba dispuesto a responder varios ataques a la vez dada la posición en la cual se encontraba: con su diestra apuntando y lista para tomar otro cuchillo hacia su oponente, y su siniestra con cuchillo en mano del lado opuesto.

No obstante, en un análisis tan fugaz como una estrella descendiendo de los cielos ante los expectantes ojos mortales, Vlad había notado que la trayectoria de aquél Kunai sujeto a una interesante y resistente cadena se extendió mucho más de lo que se podría pensar, de tal modo, que dicha cadena se habría extendido la misma distancia entre su oponente y él, sin embargo, el Empalador no perdería de vista a su adversario, y los movimientos de este.

Dada su acción ofensiva, el Conde habría hecho que su oponente perdiera su posición, sin embargo, tomando en cuenta el análisis que el Conde se encontraba ejecutando, pudo notar diversos factores importantes: en una primera instancia, y tal cual había deducido, su oponente tomaría otra posición totalmente diferente, y dicha posición, no era de quién había perdido una batalla, era de quién se encontraba preparando una segunda ofensiva, algo que tomó con cierta gracia y sorpresa al Conde, y en una segunda instancia, su oponente habría realizado un movimiento bastante brusco con su diestra, de tal modo, que ahora la cadena que él había lanzado, se encontraba regresando hacia su ejecutor. En un momento decisivo, en la mente de Vlad Tepes III Draculea sólo un pensamiento tenía lugar, sólo una frase: punta de lanza.

El Conde obviamente, no conocía el nombre de las armas de su oponente, pero sabía que aquella cadena, tenía algo muy similar a la punta de una lanza en su constitución terminante, y dada la regresión de esa arma, sin duda alguna aquella misma punta de lanza podría ejercer algún daño sobre su fisonomía, de tal modo, y gracias en todo caso, a la amplia distancia que aquella cadena se habría extendido, el Conde tuvo el tiempo para analizar y el tiempo necesario para con un exigente movimiento, hacer que la parte superior de su cuerpo, con la flexión propia de sus piernas como consecuencia de su evasión primaria, se inclinara hacia atrás los grados suficientes como para que aquella mortal punta de lanza viajara indiferente a una poca pero prudente distancia entre dicha arma y su mandíbula, y al momento de concluir tan dichosa defensiva, reincorporarse, para seguidamente, extender su extremidad inferior derecha delante de la contraria en un movimiento constante y reciproco que se traduciría en seis inmensos pasos fuera del circulo que comprende la posición de los otros oponentes, lo cual, le colocaría a una distancia de 12 metros de Scorpion, y una distancia de 7 metros de sus oponentes más próximos, no obstante en dicha trayectoria, los ojos del Maldito no perderían de vista en ningún instante a su proto oponente. Teniendo en cuenta el modus operandi de su adversario, el Príncipe de Valaquia tomaría nuevamente aquella posición que había tomado con su primera acción evasiva; retomando velozmente un cuchillo arrojadizo con su diestra, tendría su brazo derecho levemente flexionado apuntando de cierto modo hacia su oponente, con la punta del sable de su cuchillo mirando hacia los suelos, al mismo tiempo, su siniestra se extendería un tanto más que su diestra, de tal modo que en este caso, el sable del cuchillo se mantuviera horizontal en perfecta alineación al suelo, y con ello, tener preparado en cualquier momento otro cuchillo que no dudaría en lanzar contra su oponente, pero esta vez, en un punto más vasto. También debe tomarse en cuenta, que las piernas de Vlad se mantendrían una delante de la otra; derecha por delante de la izquierda, de tal modo, que el Príncipe se encontraría perfectamente preparado para responder a Scorpion, y a otros que se encontraban allí casi ciertamente expectantes.

Con la emoción de un encuentro inigualable, Vlad Tepes sonreiría levemente, emitiendo una casi insonora sonrisa, al momento en el cual, mencionaba dictaminante:

Jmhp, jmhp... Ven, valiente guerrero, si gozas de la valía suficiente, atraviesa mi corazón en una benevolente tormenta, digna de terminar el intervalo entre mis pesadillas.


[Vlad Tepes III Draculea responde a Scorpion]
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Uchiha Obito

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Sáb Oct 20, 2012 7:20 pm

Sus ojos oscuros fueron escrutando de forma intensa a todos los guerreros que iban arribando a la extraña estancia. Cada uno de sus probables antagonistas tenían características particulares, algo a lo que estaba bien acostumbrado: era un guerrero de experiencia militar ¿Qué más daba? sólo era necesaria una buena estrategia.

Mientras pensaba todo esto, lo que pareció ser un a ola energética lo invadió de sobre manera; las puertas se cerraron tras la aparición del último de los guerreros y en la sala estalló un hilo de luz que lo iluminó todo, a menos, lo que sus ojos miraban. Instintivamente, al percibir esto, llevó su siniestra al borde de la garganta abierta en la saya donde resguardaba su magnífica estada, y su diestra, fue a dar a la parte trasera de su cintura donde tenía un cuchillo, un wakizashi, también introducido en una vaina esmaltada. Su mango sobre salía a medias del costado derecho de su cuerpo. Aún así, la energía que antes lo había poseído de algún modo, con una fuerza quizá empática le hizo soltar el agarre de sus armas y avanzar, hasta acoplarse, con los demás, en un círculo relativamente perfecto...lo único que no le gustaba era que a ambos lados tenía a los dos que menos le agradaban, un par de sujetos ataviados a maneras poco comunes al menos a su forma de ver las cosas (Vlad a la derecha; Diarmuid a izquierda). Ambos estaban a aproximadamente 7 metros como mucho de él.

Estaba estudiando todo esto cuando una voz de manera inefable, entró en su mente-Dejad vuestras armaduras a un lado y atiéndanme-Tuvo inmediatamente la sensación de que se trataba del Cardenal; de aquel mítico ser que parecía tener control absoluto sobre su vida, justo en este punto del tiempo.

Tras advertir esto, se dio cuenta de que había otro guerrero, bastante similar a él en cuanto al hecho de que traía ropas desgastadas y una katana; probablemente un vagabundo habilidoso, alguien, buscando algo con el destino...eso le agradaba. El sujeto habló como si fuese la polla (?) más él no atendió a lo que decía, simplemente se limitó a elevar la diestra hacia la parte contraria de su pecho donde había un broche parecía ser el eje central de la armadura que le recubría el brazo. Allí, con el dedo índice y corazón de su mano, manipuló la hebilla para soltar la armadura, que de inmediato cayó pesadamente frente a él dejándole el brazo cubierto sólo por un grupo de vendas azul oscuro que lo vestían moderadamente en ese punto. Sus cicatrices eran ahora más evidentes que cuando había oscuridad, y había una en particular que estaba sobre su pectoral derecho: era una especie de estrella que tenía un círculo en el centro; parecía haber sido hecha con un arma extraña y se veía como la marca de una herida profundísima.

-Sois los diez valientes que aceptaron este gran reto. Solo uno saldrá de esta habitación, pero ese uno sabrá que el o ella es el mejor espadachín de estas tierras. Todos los combates son hasta la muerte, debemos sacrificar la sangre de valientes a los Dioses... no sea que vuelvan a la tierra para devoraros a todos. Los combates se harán uno por uno, no los anunciare hasta que sea hora de combatir. Aun así, no podéis salir de la sala y tendréis que ver a los demás pelear hasta que sea tu turno. Al final de cada pelea, debéis cortarle la cabeza al perdedor y colocarlo a los pies de aquellas dos estatuas. Ah... y una cosa mas. Solo pueden haber ocho combatientes en el torneo... sobráis dos... esas dos personas seran los sacrificios para iniciar el combate... ELEGIR ENTRE USTEDES QUE DOS PERDERAN LA VIDA ANTES DE INICIAR EL TORNEO! EMPEZAD YA-Y de inmediato, su corazón vibró y en la comisura de sus labios se dibujó una leve sonrisa. Sus ojos se encendieron en un fuego extraño; brillaron, como si había estado esperando este momento durante muchos años-Bien...ahora sí, Viejo, ahora te demostraré de que acero está hecha mi espada..-Fue lo que pensó, recorriendo con la mirada los rostros presentes...pronto, serían todos rostros puertos.

No pasó demasiado tiempo para percatarse de que a su derecha había comenzado la acción. Sus músculos se tensaron; y a pesar de que estaba demasiado lejos para recibir el ataque del kunai arrojado por Scorpion, miró de soslayo el destello de la luz que fulguró en el acero al cruzar el espacio a una velocidad abrumadora. Probablemente, de estar más cerca, no habría podido evadirlo, pues en ese instante estaba tontamente sumido en sus pensamientos. Pero aquello hizo que de inmediato su corazón bombease sangre a una velocidad mayor, sin ofuscarlo, claro está. La adrenalina comenzó a segregarse por todos sus músculos, estaba alerta ahora, con todos los sentidos abocados a percibir cualquier cambio en la posición de los demás, lo que fuera que pudiese incidir de algún modo en él o importunarlo.

Pasó algo, a su izquierda; el sujeto extraño con las lanzas saltó hacia atrás, de forma inteligente, parecía querer evadir el círculo central de la pelea. Él, quería acción en ese mismo instante y no dejaría que nada ni nadie lo impidiese, incluso, colocaría los leños en la hoguera para encender el fuego de ser necesario-...a por ti...- Murmuró, y giró 90 grados a la izquierda, dándole la espalda a la batalla, que comenzaba a tomar fuerza, entre Vlad y Scorpion. Por su parte, él, instantáneamente, dándole de nuevo el costado izquierdo al joven de Eire, tomó de nuevo con la siniestra el borde de su salla, por donde entraba la hoja de su maravillosa espada, y con un movimiento continuo, fluido, sin ninguna pausa ni entorpecimiento, con la diestra tomó el mango de dicha arma y la comenzó a extraer al tiempo que flexionaba a medias las piernas.

El sable salió de su resguardo de forma elegante, pasando a unos centímetros de forma paralela a su costado izquierdo, y cuando él la enarboló por completo, con la punta señalando el interminable techo de la estancia, dijo, observando a quien había elegido como su contra parte, luego de completar aquellos movimientos en menos de cuatro segundos-Espero que estés bien preparado...-Y tensionando aún más los músculos, bajó la espada con un movimiento sutil de su codo derecho y tomó también con la siniestra el mango de la misma, poniéndola bajo la mano contraria, y con una separación de un centímetro, mientras tanto flexionaba los codos de ambos brazos y dejaba la espada, aún apuntando al techo con su extremo filoso, frente, a unos cuantos centímetros de su rostro, firme, flameante y épica. Así, sin más, él comenzó a avanzar, de manera lateral, aún dándole el costado a su oponente, eso sí, arrastrando los pies, sin levantarlos en ningún momento. Tras adelantar una pierna, hacía lo mismo con otra, reduciendo con cada paso que daba, cada segundo, setenta centímetros en en la algo elevada distancia que tenía para con su objetivo, que desde el momento en el que se comenzó a mover, estaba a once metros de su posición. Y así se fue acercando, atento, hasta estar 8 metros de aquel pelinegro. Su coleta de cimera alta se movía por cada movimiento que él ejecutaba. Estaba a la expectativa, con el arma que tenía una hoja de casi un metro de largo firme y en la posición en la que había elegido, la guardia, mejor dicho, que había adoptado, con el pie izquierdo naturalmente adelantado y el derecho sirviendo como una especie de soporte o base ante cualquier acción que lo requiriera.

Y así, tras mostrarse, estudiando al lancero, lo esperó-Veamos que tan hábil eres con esas lanzas, muchacho...-
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Yuuki

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Dom Oct 21, 2012 3:54 pm

*El espectáculo había comenzado el último espadachín había llegado y con él las inscripciones se cerraron junto con ello las puertas de dicho lugar enigmático y misterioso también, la voz de aquel sujeto de donde aquella esfera ya manchada con la sangre de aquellos que se inscribieron y su voz por fin fue pronunciada:

Sois los diez valientes que aceptaron este gran reto. Solo uno saldrá de esta habitación, pero ese uno sabrá que él o ella es el mejor espadachín de estas tierras. Todos los combates son hasta la muerte, debemos sacrificar la sangre de valientes a los Dioses... no sea que vuelvan a la tierra para devoraros a todos. Los combates se harán uno por uno, no los anunciare hasta que sea hora de combatir. Aun así, no podéis salir de la sala y tendréis que ver a los demás pelear hasta que sea tu turno. Al final de cada pelea, debéis cortarle la cabeza al perdedor y colocarlo a los pies de aquellas dos estatuas. Ah... y una cosa más. Solo pueden haber ocho combatientes en el torneo... sobráis dos... esas dos personas serán los sacrificios para iniciar el combate... ELEGIR ENTRE USTEDES QUE DOS PERDERAN LA VIDA ANTES DE INICIAR EL TORNEO! EMPEZAD YA

Sin más los peleadores comenzaron sus duelos para no perder su derecho al torneo, el derrame de sangre y el festín comenzaría, Shana se quedó mirando como Escorpión pelaba con Alucard, sin duda mostraban grandes habilidades sin embargo la joven decidió esperar a ver si alguien mostraba ser algún peligro para su persona, observo con detenimiento a los demás participantes, V no haría nada parecía un espectador más de las luchas que se llevaban a cabo recientemente habían retado al joven de las lanzas cuyo nombre para shana era muy extraño, camino unos pasos ligeros alrededor de aquel lugar “Todos son muy buenos” sin querer vio de reojo a la joven de rasgos asiáticos…”que habilidades tendrá ella?...esperare a ver si ataca a alguien oh si yo la ataco? Sería interesante”… Sostuvo su espada fuertemente con su mano diestra mientras no perdía vista a aquella chica centrando todo su ser en ella, decidió dejar de lado a los otros que no hacían nada deseaba pelear con ella…

Ey Tú! Chica oriental….

Refiriéndose a La fan Shana Desenvaino su espada de aquella manta roja con gran agilidad sin perder de vista a su enemigo dejando notar a todos la belleza de dicha katana, la señalo con la hoja de su espada sedienta de sangre fresca…

Cuyo Nombre no recuerdo deseas morir bajo el filo de mi espada Gatito Asustado? *

[Sin ataque...]
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Aino

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Dom Oct 21, 2012 4:17 pm

[ Ha pasado demasiado tiempo, tengo que postear ]

** Una de las habilidades entrenadas y perfecciondas de Scorpion es la de poder lanzar y regresar este arma con facilidad, como si se tratase de un gancho que sale a propulsión pero que luego ha de regresar a su sitio.
Aquel noble caballero habría subestimado la estrategia y técnica del ninja. Cierto es que se habría percatado de que el kunai regresaba contra él por el desplazamiento venidero de la cadena, pero su atención no habría podido comprender, sin embargo, que la cadena no tomaba el mismo rumbo, sino que Scorpion lo variaba para que regresase "por su zona." Y como físicamente es imposible que dos mismos cuerpos se hallen en el mismo espacio-tiempo, el tramo de cadena que había pasado más allá tendría que sustituir al cuerpo de Draculae, con las consecuencias que ello conllevan:

El peso de la cadena había variado de exterior a interior; de izquierda a derecha. Así que la mandíbula del conde sería dolorosamente golpeada por los eslabones, no solo a modo de golpetazo sino de rasguño, ya que la cadena estaba en regresión; así que se llevaría consigo la piel de su mentón en una sangrienta escena: primero por el hematoma del golpe, y en segundo por la herida rasgada del tirón.
Igualmente, el conde se había inclinado hacia atrás sin moverse del sitio, por lo que es lógico que el extremo de la cadena pasase también por donde lo hace la cadena bailante; y no es un extremo precisamente normal. La puntiaguda y afilada punta daría final al volver de la cadena, rasgando más que superficialmente el bajo de su barbilla, en una rebanada limpia y rápida.
Scorpion, aún agachado (en cuclillas, pudiendo saltar en cualquier momento), recibe la cadena bajo la manga de su izquierda, que durante unos segundos ha ocasionado un sonido metálico audible por todos. De la cabeza de Vlad al agachado cuerpo de Scorpion hay una línea recta descendente, lo que ocasiona que el kunai bajase en su trayecto y por eso rasgase la zona superior de su cuello (justo bajo la barbilla).

- You're gonna die. - Sentencia el shinobi con voz ronca, grave y directa conforme se reincorpora con precaución (pues no está solo, ni mucho menos), con las rodillas algo flexionadas y observando la imagen final estampada de su contrario: una propulsada chispa rojiza que sale del gaznate del conde, cayendo esta sobre el suelo en forma de goteo y formando un pequeño charco de sangre a sus pies; recorriéndole el líquido por su cuello y escondiéndose por su pecho, entre sus ropas.
No era una herida de muerte inmediata, pero sí era una herida de importancia por el desangre de aquel punto vital, que sin duda podría ocasionar su muerte dependiendo de su aguante: en unos segundos, quizá en unos minutos. Y a parte del dolor por golpe, rasgado y corte, su inclinación sin duda lo haría caer hacia atrás.

La mano derecha de Scorpion no se ha movido, durante todo este tiempo hasta ahora, de su espalda, rondando sus dedos el mango de la katana próxima. En caso de una amenaza, desenvainaría al momento sin problemas. Sus ojos, blancos e intimidantes, observan el estado fatídico de su adversario, sentenciado por un único ataque de dos movimientos: ida y venida.

Por ahora, varios de los luchadores regitrados no se habían declarado; seguían en el círculo formado por el cardenal. Pocos son los que se han apartado de allí, algunos simplemente por precaución; otros en intenciones hostiles. Uno, al otro lado de Vlad, sí comenzó una batida ofensiva contra el más alejado, dándole la espalda flanqueada a la posición de Scorpion.


[ Scorpion contra Vlad Tepes III Draculae, en manipulación permitida. Dudas y quejas, avisadme. ]
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Mizore Shirayuki

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Dom Oct 21, 2012 6:45 pm

- Por el honor a Xing, por el honor de la sangre de mi pueblo..-
Fue lo que pensó la mujer oriental cuando vio que todo andaba empezando. Sonrió y a la vez todo su cuerpo se sentía extraño, la mujer sentía que cada parte, cada célula de ella, se despertaba más y estaban alertas, como lo andaba Lan Fan.

"Dejad vuestras armaduras a un lado y atiendanme.-

Fue una orden y la cumplió, no era gran problema para ella andar sin armadura, ella ya había conocido lo que era el dolor, el dolor del alma, el dolor físico del cuerpo mortal que ella tiene. Así, primero quitó la funda que contenía en su interior la katana que tenía en la espalda y la hizo a un lado, luego rápidamente ayudada por la diestra, levantó la armadura para arriba [nótese que Lan Fan solo tenía la parte del tronco protegida por una armadura que tenía la misma proporción que lo anteriormente mencionado] y así la dejó caer [a la armadura] al suelo. Tenía sus cosas positivas estar sin armadura.. le hacía más ligera, se sentía más rápida..Ahora la siguiente cosa que tenían que hacer era reunirse en un maldito circulo, Lan Fan colocó la funda que contenía su arma adentro, de nuevo en su espalda, la única diferencia de ahora que no tenía la armadura y solo tenía el buzo con la funda atrás. Ya así se dirigió hacia donde todos los participantes andaban haciendo el círculo, justo alrededor del misterioso y todopoderoso cardenal.

Sois los diez valientes que aceptaron este gran reto. Solo uno saldrá de esta habitación, pero ese uno sabrá que él o ella es el mejor espadachín de estas tierras. Todos los combates son hasta la muerte, debemos sacrificar la sangre de valientes a los Dioses... no sea que vuelvan a la tierra para devoraros a todos. Los combates se harán uno por uno, no los anunciare hasta que sea hora de combatir. Aun así, no podéis salir de la sala y tendréis que ver a los demás pelear hasta que sea tu turno. Al final de cada pelea, debéis cortarle la cabeza al perdedor y colocarlo a los pies de aquellas dos estatuas. Ah... y una cosa más. Solo pueden haber ocho combatientes en el torneo... sobráis dos... esas dos personas serán los sacrificios para iniciar el combate... ELEGIR ENTRE USTEDES QUE DOS PERDERAN LA VIDA ANTES DE INICIAR EL TORNEO! EMPEZAD YA

Su corazón empezó a palpitar fuerte, ya era la hora… habían 10 valientes, como lo dijo, en aquel circulo que a la señal de el cardenal, empezaron a pelear, al parecer se colocaron en otros lados y cada uno defendería lo suyo, su vida… su honor y no lo perdería.. solo los más débiles iban a quedar fuera, pronto… pero ella, Lan Fan, no estaba de acuerdo en ser catalogado como uno de ellos.
Los primeros que empezaron a pelear eran un Ninja y un hombre vestido de negro y rojo. Recordó que ella debía luchar por Ling Yao, el era su razón especial de estar aquí, no quería defraudarlo, ni quería que el pierda su honor. Entonces el torneo comenzaría para ella, la hora de luchar habría llegado cuando la mujer de pelos color rojos, parecidos al fuego la vio, le pegó la mirada –Creo que es ella…- mencionó mirándola, estaban a un aproximado de 30 metros, ella andaba en la parte frontal del circulo, la parte que daba para la espalda del que era el eje o centro del circulo. Parecía de baja estatura pero aún así ella no se confiaría, Lan Fan andaba preparada para matarla rápidamente y eliminar a alguien, como ella y todos los demás participantes, que la dificultarían en su misión de ganar aquel torneo.
¡Ey tu, chica oriental!- Mencionó confirmando las sospechas de Lan Fan que ella se había fijado en la chica de Xing. Luego de mencionar aquello, su oponente sacó su espada de su sitio inicial, la tomó y la apuntó con el filo-
- Cuyo Nombre no recuerdo deseas morir bajo el filo de mi espada Gatito Asustado?- No se enojó ni nada, andaba relajada y lista para comenzar el combate, un día Ling Yao le dijo alguna vez a ella, por personas que siempre parecían hablar mucho y no era una amenaza para nadie ..-” Perro que ladra no muerde”- mencionó Lan Fan de una forma muy tranquila. Una de sus grandes cualidades era que aunque le digan de todo, ella no perdería la calma y se notó aquel momento. Pero de pronto, todos sus terminaciones nerviosas cobraron vida por orden del cerebro, quien también le dio una orden de iniciar a la mujer de Xing. Sacó su katana y la agarró con la diestra y luego con otro kunai, lo sujetó con la siniestra. Sin miedo alguno partió una inmensa carrera directo hacia donde estaba su oponente, su astuta mente pensó que si se va muy rápido, ella no podría detenerse cuando quisiera, pero por eso partió a unos 37km/h, Lan Fan era rápida y sin la armadura que era un peso para ella, era más rápida pero sabía controlar las velocidades. Lo que le haría la espada si es que su oponente no se quitaba de aquel lugar, era partirla en dos. El Kunai de su siniestra también adquiriría una función de estar ahí, tendría un propósito, el de la katana era cortar, entonces el de kunai se encontraba allí por que si su oponente se movería a un sitio X en tal corto momento, Lan Fan, con la ayuda del Kunai también cortaría alguna parte de su cuerpo por que lo incrustaría en su carne de esta, pero del lado izquierdo si es que no logra cortar a la otra mujer con la katana. Así, el único pensamiento de Lan Fan que se encontraba constante en su mente era
–“Cumplir el objetivo”-.


Última edición por Mizore Shirayuki el Mar Oct 23, 2012 4:04 pm, editado 1 vez
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Yuuki

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Lun Oct 22, 2012 10:23 pm

*“Demonios no era la impresión que quería demostrar…ese idiota de Yuuji nunca entendí bien como decir esa frase…habré hecho el ridículo?”

se decía para sí misma debido que su petición de duelo no era lo que había tenido en mente, si bien no hubo reacciones de los otros no debía preocuparle si tener sus sentidos bien atentos debido que a veces las peleas de multitudes no se respeta el orgullo del guerrero y las artimañas siempre empeñan los combates heroicos, eso lo tenía muy claro y quería darle a la joven de rasgos asiáticos un combate que fuese a su altura debido a su cultura todo esto lo que pensaba no era más que pensamientos fugaces que no ocupaba un lapso de tiempo fundamental a nuestra protagonista por lo que al ver la rápida acción de su contrincante aprovecho el hecho su actual postura donde había señalado con el filo letal de su espada a La Fan, pudo calcular en menos de 1 segundo la distancia y la velocidad de su alter, entonces llego a la conclusión que si eso le daba a ella no viviría para contarlo es decir: si el filo de aquella arma le llegaba seria su fin así también pudo apreciar aquella arma típica de ninjas llamado kunai , si eso también era una amenaza…

“Izquierda… derecha…? No Mejor….”

Mientras pensaba y formulaba un contra ataque y defensa a la vez en el mismo momento su cuerpo se tensó “debo tomar un poco de impulso” así aprovecho la escasa brecha entre ambas debido a la carrera por “atacar” tomando la misma velocidad de ella aquellos 40 mts/s debido a los cálculos realizados con anterioridad. Shana espero el momento justo el cual sería cuando la distancia fuese mínima es decir un escaso medio metro para realizar así un movimiento rápido el cual consistirá en la flexión leve de sus rodillas para impulsarse, fijo su mirada en el cielo de aquel lugar de pelas y santuario de los guerreros para realizar un salto por encima de su acompañante a una altura no superior a unos 2 metros de distancia con esto no solo evitaba en si el ataque de La fan de la katana sino también del kunai aunque sabía que ella no era una guerrera ordinaria así que sin soltar su arma y al caer al otro lado justamente de espaldas de su enemiga al otro lado, su cuerpo como acto reflejo se volteo ágilmente y con una rapidez debido a los años de luchas sostuvo con ambas manos el mango de dicha arma que siempre lleva consigo misma asi realizará un corte semi-redondo abarcando un campo de 180° para cortar todo aquello que detrás de ella y al alcance de la hoja de su arma ósea todo que se encuentre dentro de un rango de 3 mts del corte realizado.*

[Shana Responde a La Fan]
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Aino

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Mar Oct 23, 2012 7:10 am

[ Lo siento, pero ha pasado tiempo. Tengo que postear. ]

** El cuerpo del conde se estaría tambaleando por la pérdida de sus fuerzas cada vez más notable dado el corte en su gaznate que le hace perder sangre, misma que rodea su posición en el suelo rojizo. Su muerte ya sería algo claro para cualquiera que le viese, incluyendo al cardenal. Una herida abierta por la que no deja de brotar sangre, acabaría con su vida sin duda alguna.
Pero Scorpion siempre debe hacer gala de su brutalidad, acabando a sus enemigos de forma sangrienta a modo de ritual. Antes de que el cuerpo de Vlad se desplomase sobre el suelo para sufrir la llegada de la muerte, Scorpion se aproximaría hacia él con un ágil desplazamiento. Le engancharía del pelo negro y alargado con su diestra, sujetándole así la cabeza e impidiendo que caiga de espaldas al suelo. Al hacerlo, el cuello se abriría más, haciendo salir sangre a presión, como si de una fuente se tratase. Entonces es cuando el shinobi pronuncia su palabra más usual y temida: - ¡FATALITY! - Giraría su torso hacia la derecha para poder inclinar el brazo sobre la espalda de Vlad y golpearle muy duramente con todo el antebrazo, generando una fuerza de empuje a la vez que con la otra mano estira de su cabeza hacia atrás. Forcejea y forcejea con una fuerza "inhumana" (no literalmente). El profundo corte, que se habría ido abriendo por la posición, facilitaría la escena brutal y devastadora a continuación.
Un chorro de sangre brota hacia el techo de la sala al desencajar el cráneo del cuello, separando totalmente su cabeza del cuerpo al empujar este desde la espalda con contundencia. Su diestro brazo se extendería hacia arriba, mostrando la cabeza como trofeo sujetada por el cabello. Su cuerpo, en cambio, se desplomaría en un charco de sangre sobre el que llueve la proyección salida hacia arriba. Los ropajes amarillos y negros de Scorpion se tornan rojizos por las manchas que lo cubren, y la sala iría recibiendo líneas de sangre que viajan por diversos lados.

Esta imagen no pasaría desapercibida por los demás guerreros del torneo, sobretodo por los que no están realizando actividades; y el cardenal no sería menos.
Nadie le está dando la espalda a Scorpion, ni ahora ni antes. A su izquierda, un combate se está iniciando. A su frente, unas mujeres de veloces desplazamientos, estilo Flash de DC Universe o qué sé yo (?), también se enfrentan. Y a su derecha, aún hay quien no se decide.
Él, con el trofeo sujeto, mantiene la mirada furtiva de cazador sobre todo el plano de la sala, visualizando a unos y a otros. En ningún momento puede mostrarse despistado, aun cuando esté entretenido. Y al cabo de unos segundos, decide. El cardenal había ordenado acabar con dos vidas. Por ahora, solamente una estaba sentenciada al infierno, así que podría entrometerse en algún combate o iniciar otro sin problemas.
Por ahora, analiza las opciones para decantarse por una, sujetando con los dedos el cabello de aquella cabeza que queda a la altura de su cintura al bajar el brazo.**


[ Fatality de Scorpion sobre Vlad Tepes III Draculae (ya estaba sentenciado). ]
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Kakashi

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Mar Oct 23, 2012 7:23 pm

El ronin de inmediato dio un paso hacia atras, y preparo su cuerpo para cualquier posible ataque. Sus ojos viajaron por toda la sala para ver como todos explotaron en preparacion y ataques. Dos tipos parecian en plena pelea y varios se pusieron directamente al ataque. El decidio dar varios pasos mas hacia atras, asegurandose de que nadie le atacase por el momento. Dos jovenes chicas peleaban a un lado y el tipo grande y feo se habia lanzado contra el tipo de las lanzas. Uno de los oponentes parecia haber recibido su golpe de gracia--ahora solo faltaba uno. Si Nanashi podia matar a una persona rapidamente ya terminaria el peligro del melee y comenzaria el torneo de una vez.

Eso, claro, si se decidiese a atacar. Nanashi se consideraba buen espadachin, por eso estaba aqui, y se consideraba bueno en batalla, pero nunca le habia gustado matar sin razon. Ya habia aceptado que iba a tener que matar a alguien cuando le tocase en el torneo, aquello ya era vida o muerte, pero nunca se habia imaginado algo asi. Por eso mismo Nanashi ni habia hecho su movimiento. Mas bien se fijaba en las dos mujeres que aun no se habian movido; de ellas venia el mayor peligro ya que el resto estaban mas interesados en defenderse o ocupados matandose entre ellos.

Nanashi agacho un poco mas su cuerpo, flectando sus piernas y calmando sus miedos. Su mente se puso clara, solo tenia un objetivo: sobrevivir. Tomo con su siniestra la vaina de su katana y la puso al nivel de su cadera. Con su diestra sujeta el pomulo de la katana y pone todos sus sentidos en alerta. Respira hondo y suelta el aire, los caoticos combates se vuelven rutinarios, el peligro presente es catalogado y carectizado. Seria capaz de detectar cualquier ataque que viniese hacia el e interceptarlo con su espada. Era un hecho ya que estaba hecho; no exsistia la duda en la mente del ronin. Habia sido para combatir de esta forma for su maestro, un viejo samurai, y Nanashi habia llevado con el las lecciones de su maestro hasta el campo de batalla y habia sobrevivido gracias a ello.

-Que lo traigan,- se dijo para si mismo.

-------------------------------------------

El Cardenal de Comabate vio como murio el Conde de manera tan brutal y asento con la cabeza. Habia caido uno, ahora solo faltaba el segundo. Puso sus manos y comenzo a hacer energia fluir hacia el interior de la bola. El alma de Scorpion se sentiria rejuvenecida, haciendolo mas fuerte y veloz, el sentiria un poder dentro de el que lo llenaria de confianza; era todo de un Blessing que el Cardenal daba a todo aquel que mataba a alguien en este lugar. Habia que apaciguar a los dioses, despues de todo.

--------

Offrol:
Ya han pasado doce horas, Kenshimaru sigue contra Diarmuid (D pierde el turno por no responder a tiempo).
Recuerden poner los indicadores en la parte de abajo del turno.
Recuerden usar velocidades humanas.
Recuerda que la ultima persona en responder recibira penalizacion.
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Ino Yamanaka

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MensajeTema: Re: Inscripciones (On Rol) (*)   Inscripciones (On Rol)  (*) Icon_minitime1Mar Oct 23, 2012 8:57 pm

No muchos llegaron después de ella, pero ella los detalló en silencio desde su puesto. Se quedó allí, de pie, recostada sobre aquella pared, hasta que aquél vórtex apareció y absorbió al Cardenal, tras cerrarse las puertas del templo. Ahora estaba comenzando el asunto serio. El Cardenal reapareció y dio una orden, a la cual le siguió el comentario de un hombre que apareció desde sus espaldas. No lo había visto antes, así que supuso que pertenecía a aquél templo, o había llegado de primero. En cuanto le vio bien, un calor en sus mejillas apareció, y ella trató de calmarlo con sus propias manos, juntándolas a sus mejillas por un momento.

-... Kawaii...-


Sin perder mucho tiempo pensando en eso, al mirar como los demás dejaban las armaduras a un lado, ella soltó allí la bolsa con armas pesadas y se quitó el sombrero de paja, tapando con él la bolsa que traía. Dejó su katana enfundada donde estaba, después de todo había dicho armaduras y ella no llevaba nada de eso. Se posicionó cerca de los otros, a unos 5 metros del Cardenal, y más o menos la misma distancia de otras dos personas que no detalló a cada uno de sus lados. Escuchó las próximas palabras del Cardenal, donde daba las instrucciones de un doble sacrificio, y como si todos estuviesen desesperados por terminar con aquella primera parte el torneo, empezaron a atacarse entre sí. Cada quién pareció tomar pareja con alguien más, lo cual era bastante esperado e inteligente, pues no era la mejor idea el despejarse y no prestar atención al objetivo principal. Sus sentidos se afinaron al máximo, sabía que si escogía un oponente, tendría que estar al pendiente de lo que el mismo hiciera y además de lo que sucediera a su alrededor, algún ataque de terceros, o algún arma perdida.

Su mirada quedó baja cuando todo comenzó a suceder, percibiendo tan solo con su oído y olfato quienes quedaban totalmente solos en aquél sitio convertido en campo de batalla. Hacia su derecha, un cuerpo solitario llamó su atención; podía notar que estaba en guardia también, pero no había hecho todo aquél recorrido tan largo para ponerse quisquillosa. Sus ojos afilados, se fijaron en seguida en aquél sujeto, resultando ser el mismo que había notado hace rato. No pudo evaluarlo desde el inicio, puesto que todo el tiempo estuvo oculto entre sombras y no le prestó atención, así que lo que quedara de ahora en adelante, sería averiguar sobre él durante la pelea y hacer todo más interesante.

-No puedo morir aquí...-


Y nunca había dicho algo con más sinceridad. Su diestra pasó hacia su espalda, rápidamente, donde su Katana se encontraba reposando, inclinada hacia ese lado. La Katana era bastante larga, puesto que era una doble arma, que no se vería a menos que ella lo quisiera. La funda era violeta oscuro, y tenía a unos 30 centímetros de la punta superior, y a 1 metro de la punta inferior, una división dorada, la cual se repetía a 15 centímetros de la punta superior. Los 15 centímetros superiores a la segunda división eran un mango envuelto en vendas algo maltratadas. Ella colocó su mano debajo de aquellas vendas, donde seguía el mango del mismo color de la funda, y con un veloz movimiento de su pie derecho, había quedado perfectamente posicionada a 90º a su derecha, de su posición anterior, con el mismo pie detrás del izquierdo, separado a una distancia considerable y propia para mantener un equilibrio perfecto e irrompible. Sus ojos estaban ahora fijos en su objetivo, ese ronin que le salvaría la vida a ella si moría. Sus sentidos seguían siempre al pendiente de absolutamente todo lo que ocurriese a su alrededor. El hombre, ahora que se había echado hacia atrás, se encontraba a unos 15 metros, eso calculaba. Ella desenfundó su Katana, descubriendo la hoja de 1 metro de largo, y posicionándola con ambas manos junto a su cintura (del lado derecho), echó a correr hacia él, sin perder más tiempo, aproximando su velocidad a los 40 km/h. Su equilibrio era perfecto, al igual que el conocimiento sobre su propio cuerpo, por lo que sabría distribuir bien su peso en caso de querer girarse si él lo hacía, aligerar sus propios pasos, o incluso saltar a grandes alturas o agacharse cuando así lo quisiera. Su acción inicial, simplemente sería la de correr hacia él, y ver qué haría él al respecto, a partir de allí realizaría su segunda acción.


[Shigure va hacia Nanashi. Lamento la tardanza.]
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